¿Por qué no pierdo peso comiendo 1.000 kcals?

Si alguna vez has hecho dieta y no has visto los resultados deseados, tal vez fuera culpa de la dieta o tal vez fuera culpa tuya. Pero ¿Qué hay de aquellas veces en las que lo hiciste todo bien? Esas veces en las que seguías todo a rajatabla y la báscula no quería cooperar ¿Es posible hacer todo bien y no obtener resultados? Vamos a verlo.

La pérdida de peso y el déficit calórico

Es muy probable que sepas que para perder grasa necesitas un déficit calórico. Al mismo tiempo, hay mucha gente que afirma estar en déficit calórico y que no pierde peso. Eso les hace llegar a una conclusión: El déficit calórico no funciona.

Esta conclusión (errónea) es lo que da fuerza a mensajes que solo muestran verdades a medias como el que muchos entrenadores y gurús utilizan cuando te dicen que efectivamente, el déficit calórico no funciona porque lo que necesitas para perder peso es controlar tus hormonas.

Esto da lugar a generar una histeria hacia diferentes hormonas como la insulina o el cortisol cuando en realidad, todas las hormonas del cuerpo están ahí para protegerte, no para amargarte el verano.

Por supuesto que las hormonas juegan un papel en la pérdida de peso, pero quienes afirman estas cosas parece que quieran desligar el funcionamiento hormonal de la ingesta energética como si fueran dos cosas independientes cuando en realidad son dependientes ya que una afecta a la otra.

Por tanto, en un entorno de déficit de calorías es inviable que no pierdas peso. Lo que significa que estar en déficit calórico y no perder peso, es una contradicción en sí misma.

Sin embargo, es cierto que hay determinadas situaciones que pueden explicar por qué estás «en déficit» y no pierdes peso.

Adaptación Metabólica

La adaptación metabólica surge precisamente del déficit calórico. Es decir, cuando implementas un déficit calórico, tu cuerpo va a tratar de mantener su homeostasis manteniendo toda la energía que pueda, lo que significa que tus 4 pilares del metabolismo se van a ver afectados negativamente.

Siempre pongo el ejemplo de que tu metabolismo es como tus ingresos. Si tus ingresos suben (te aumentan el sueldo), indirectamente gastarás mucho más (te comprarás un coche más caro, saldrás más a cenar etc.), pero por el contrario, cuando te reducen tus ingresos y tu nómina baja, el efecto es el opuesto, tienes que «apretarte el cinturón» (vendes el coche, sales menos a cenar etc.).

De la misma forma, tu cuerpo se regula reduciendo la cantidad de energía que gasta, provocando que lo que antes era un déficit calórico ya no lo sea. Es decir, con lo que comes ahora, antes estabas en un déficit calórico pero ya no lo estás.

Retención de líquido

Cuando llevas mucho tiempo atravesando un déficit calórico o cualquier otra situación estresante en tu vida diaria, vas a elevar demasiado el cortisol, que es la principal hormona del estrés, así como otra hormona que se llama aldosterona y cuya función principal es regular la presión sanguínea así como regular el nivel de electrolitos en el cuerpo principalmente el sodio y el potasio.

Por tanto, la aldosterona te hará guardar más sodio en el cuerpo y puesto que el agua sigue al sodio, eso genera una retención de líquidos, con lo que estarás más blando, más hinchado e incluso puede que aumentes de peso.

En esta situación, tu cuerpo sigue utilizando energía e incluso puede que estés en un déficit calórico, lo único que ocurre es que ese déficit no se ve plasmado en la báscula debido a la retención de líquido.

Es decir, que estés reteniendo líquido no significa que tu cuerpo deje de usar energía, se pueden dar las dos a la vez, por lo que eso no es un argumento para decir que el déficit calórico no funcione, es solo que a los ojos de la báscula no se percibe.

Ganancias de músculo

Este es otro escenario donde la báscula no recoge lo que está pasando. Puede que estés ganando masa muscular y estés perdiendo grasa y que por eso la báscula no se mueva.

Por eso, las dietas kamikaze que se basan en hacerte perder peso, esto lo ven como un fracaso, aunque sinceramente, es muy raro que ocurra esto en una de estas dietas.

Pero si entrenas con pesas, aplicas un déficit calórico controlado y aportas los antioxidantes, vitaminas y minerales necesarios así como la suficiente hidratación y proteína, es posible ganar músculo y perder grasa a la vez.

Sin embargo, esto no significa que el déficit calórico no funcione, solo significa que esa ganancia de masa muscular es una respuesta al estímulo del entrenamiento y una vez más, esto no se refleja en la báscula de la forma que a ti te gustaría.

Tienes algún problema médico

Otras razones que no invalidan el déficit calórico pero te lo hacen mucho más inaccesible, son problemas médicos como el hipotiroidismo o el síndrome del ovario poliquístico.

En ambos casos el entrenamiento con pesas ya no diría que es beneficioso, sino que diría que es esencial para intentar mantener tu tasa metabólica basal alta.

En esta situación no hay mucho que te pueda decir, salvo que vayas a tu médico y te ponga el tratamiento necesario. Pero es algo que no puedes controlar.

Sin embargo lo que SÍ puedes controlar es aquello que haces a diario como tus entrenamientos, tu higiene del sueño, tu alimentación etc. Por eso, si te encuentras en alguna situación como esta, es más necesario aún que apliques estas estrategias. O dicho de otra forma, tener alguna de estas limitaciones no es una excusa para no hacer todo esto, al contrario, es una señal de que tú lo necesitas incluso más.

Eres un ser humano especial

El último escenario donde un déficit calórico no funciona para perder peso, es que seas un ser humano especial que haya sido capaz de atravesar la ley de la conservación de la energía.

Tal vez seas capaz de sintetizar calorías del sol o del agua y por eso a ti no te funciona el déficit calórico. Es la única explicación.

Razones para no perder peso en déficit calórico

Con todo lo que has aprendido hasta ahora comprenderás que solo hay 3 escenarios posibles para que un déficit calórico no funcione para perder peso.

  1. No estás en déficit calórico. Esta es la más habitual y se debe a un error humano. Tú piensas que estás comiendo menos de lo que en realidad estás comiendo. O dicho de otra forma, estás comiendo más (a menudo mucho más) de lo que tú crees. Ergo no estás en déficit calórico.
  2. Te encuentras en alguna situación en la que se está enmascarando la pérdida de peso (retención de agua, ganancia de músculo, alguna enfermedad…)
  3. Eres el ser humano más especial de la Tierra y al único que no le funciona el déficit calórico.

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