113. El cortisol ¿Hormona catabólica y destructiva?

El cortisol es una hormona con funciones muy importantes dentro de nuestro cuerpo. Y como cualquier otra hormona, no es ni buena ni mala. Solo hace su trabajo: Ayudarte a sobrevivir.

Ninguna hormona que fabrique el cuerpo es mala.

Sin embargo, si haces una rápida búsqueda en Google, encontrarás artículos como:

  • 9 maneras de reducir el cortisol.
  • Consejos para eliminar el cortisol.
  • Los efectos catabólicos del cortisol.

Viendo ese panorama, yo también le tendría miedo al cortisol.

Y lo cierto es, que esos efectos «malos» del cortisol, solo se producen cuando hay un exceso de cortisol. Al igual que ocurre con cualquier otra hormona como la insulina, la hormona de crecimiento, la testosterona etc. El exceso siempre es malo.

Pero es exactamente igual de peligroso (o más) segregar poco cortisol, o poca insulina o poca testosterona en momentos en los que se necesita.

Con lo cual, el cortisol es absolutamente necesario en el cuerpo, y sin él, nos moriríamos.

Funciones del cortisol

La descripción más acertada del cortisol es que se trata de la hormona principal que nos ayuda a luchar contra el estrés. Y esta simple definición dice mucho, especialmente en estos tiempos cuando el estrés es uno de los principales problemas que azotan a la sociedad.

¿De verdad quieres vivir sin cortisol en el siglo XXI? No me parece una buena idea…

Pero en su lucha contra el estrés, el cortisol tiene que activar ciertos mecanismos:

  • Aumenta el apetito.
  • Reduce la inflamación.
  • Potencia el sistema inmune (y a la vez también lo debilita, lo explico más adelante).
  • Permite que el corazón lata con fuerza e intensidad en situaciones de estrés.
  • Mejora la concentración.

Si no tuvieras cortisol y no fueras capaz de bombear la sangre a la velocidad y con la intensidad necesaria, posiblemente acabaras con arritmias o con cualquier otro problema cardíaco.

Así que dale las gracias al cortisol.

El exceso de cortisol

Si te acabas de mudar a una casa nueva, te acaban de despedir del trabajo, vas a tener tu tercer hijo, se te acaba de morir un familiar y encima estás haciendo una dieta cetogénica (que eleva bastante los niveles de cortisol) porque te han dicho que es la mejor forma de perder kilos y kilos de grasa 😂 pues es una receta ideal para acabar en urgencias.

Y aunque no acabes en urgencias, semejantes niveles de estrés te van a hacer sentirte muy fatigado. Es lo que coloquialmente llamamos «estar quemado». Seguro que conoces a alguien en esta situación.

Y cuanto más estrés y más prolongado es, más cortisol necesitas para combatirlo. Pero el cortisol (al igual que el resto de hormonas) no es ilimitado. Llega un momento en que el cuerpo no puede seguir combatiendo ese estrés con más cortisol. Y en ese momento, es cuando no puedes seguir bombeando tanta sangre a la misma velocidad, cuando estás distraído continuamente, cuando no tienes ganas de comer… ¿Alguien ha dicho depresión?

Exacto. No poder hacer frente al estrés al que te enfrentas te deja en una situación de debilidad. Es como que el estrés te supera. Te sientes muy pequeño y te rindes a la menor dificultad. Tareas como hacer la cama te resultan una montaña.

Y eso es por quedarte sin cortisol.

Cortisol e inflamación

Es muy posible que conozcas a alguien que después de haber atravesado una experiencia muy estresante como por ejemplo la muerte de un familiar ha caído enfermo, con un catarro, una gripe, una lesión, o puede que una simple afección cutánea.

Curiosamente, esto no ocurre durante la época de estrés máximo. Ocurre después ¿Qué extraño no?

Realmente sí que es extraño. Y aunque no hay una respuesta definitiva, todo apunta a que es por culpa de la reducción de cortisol. Cuando el cortisol baja, nos ponemos malos.

Parece ser que durante épocas de estrés, la mayor preocupación del cuerpo es poder combatir ese estrés para poder sobrevivir. Y para ello libera cortisol que debilita a propósito el sistema inmune (porque ahora la prioridad es el estrés, no los virus). Y así, se reducen los procesos inflamatorios, ya que la inflamación es una respuesta del sistema inmune, y como el sistema inmune está en tiempo muerto, pues la inflamación se reduce.

Por eso el cortisol reduce la inflamación.

¿Recuerdas que antes he dicho que el cortisol potencia el sistema inmune? Realmente, no es que lo potencie, es que mientras que tienes elevado el cortisol, no va a haber procesos inflamatorios. Y si no hay procesos inflamatorios, no vas a «ponerte malo».

Pero eso no significa que no puedas estar expuesto a bacterias o a cualquier otro agente externo. Al revés. Al estar el sistema inmune en tiempo muerto, es incluso más probable que entres en contacto con este tipo de patógenos. Y tendrás que enfrentarte a ellos. Pero eso será más tarde. Ahora no es el momento.

Por eso, cuando todo pasa y el cortisol por fin se reduce, la inflamación aumenta de golpe (te duele la garganta, la cabeza, tienes fiebre, te sale un grano…) para poder combatir esos agentes externos que tienes en el cuerpo y que antes no podía combatirlos.

Pero ¿Qué prefieres? ¿Hacer frente a estos patógenos mientras tienes una oposición que estudiar, o un balance que entregar, o un entierro que organizar? ¿O hacerlo después?

Yo creo que preferiría hacerlo después.

Por eso el cortisol no es el malo de la película, sino el bueno.

El cortisol y el estrés

Cuando tenemos que enfrentarnos a una fuente de estrés, ocurre lo siguiente:

1 Te enfrentas a una situación de estrés

2 Se produce una cascada hormonal liberando hormonas para combatir ese estrés, entre las cuales se encuentra el cortisol.

3 El cortisol te prepara para un estado de «lucha o huída».

Esto hace que aumente la glucosa en sangre para que los tejidos, especialmente el cerebro pueda obtener energía fácilmente.

4 El cortisol inhibe las funciones de la insulina.

Tiene sentido, la insulina es una hormona almacenadora, y en ese momento de estrés no se necesita almacenar nada. Se necesita utilizar. Se necesita sacar los tanques a la calle.

Esta es la razón de que se diga por internet que el cortisol provoca resistencia a la insulina. Pero es que tiene que ser así. No está provocando resistencia a la insulina porque el cortisol sea un diablo, sino porque es lo que el cuerpo necesita en ese momento.

Es cuestión de prioridades. Como todo.

Por eso, durante situaciones prolongadas de estrés, las células no pueden obtener energía aunque haya energía en la sangre. Y por eso, sientes señales de hambre. Y no sientes hambre por verduras y hortalizas, sino que necesitas comida que pueda alimentar a las células rápidamente véase dulces, bollería, snacks…

Pero en ese momento se forma un círculo vicioso, en el que por más que comas, nunca te sacias porque tus células siguen sin obtener energía y sigues sintiendo hambre. Lo mismo que le ocurre a alguien con sobrepeso.

Además, esto provoca otro problema y es que con el cortisol tan elevado, los procesos digestivos se detienen, así como ocurría con el sistema inmune (recuerda que la prioridad es combatir el estrés, no digerir la tortilla de patatas de tu madre).

Por eso comes y comes, pero no te sacias nunca y además las digestiones son muy malas y puede darte gases, diarreas o incluso úlceras por no poder digerir bien los alimentos en estos momentos de estrés.

Esta es la razón por la que la gente dice que los nervios van al estómago, y de alguna forma es totalmente cierto.

5 El cortisol constriñe las arterias y hace que el corazón lata más fuerte y rápido

6 El cortisol disminuye los procesos inflamatorios.

7 Cuando resuelves el estrés, el cortisol y el resto de hormonas del estrés vuelven a la normalidad

El corazón late más despacio, baja la presión sanguínea, los procesos inflamatorios aumentan y todo en general vuelve a su «velocidad de crucero».

Por todo esto, el cortisol es un aliado y no el monstruo catabólico que pensabas que era.

Lo único peligroso es un nivel extremadamente elevado de cortisol (en respuesta a un estrés abismal). Pero esto es tan peligroso como enfrentarse a una situación de estrés y no poder producir cortisol.

De todas formas, el cortisol es una hormona muy compleja y aunque aquí he intentado ejemplificar situaciones reales que ocurren gracias al cortisol, si quieres saber con más detalle las funcionalidades de esta hormona de forma más científica, te recomiendo el artículo de Víctor de fitnessreal sobre el cortisol.

Así que la próxima vez que veas el artículo de «9 maneras de disminuir el cortisol», pregútnate si de verdad necesitas reducirlo o si gracias al cortisol eres capaz de enfrentarte a los retos de tu vida diaria. Si hay algo que debas reducir, no es el cortisol, es tu nivel de estrés.


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