La paradoja de la mermelada

En 1964 Bertram Myron Gross, publicó un libro llamado «The Managing of Organizations», donde presentó por primera vez la idea de la sobrecarga de información.

Esto significa que estamos tan constantemente sometidos a estímulos, que eso nos vuelve ansiosos e irracionales.

Si lo piensas bien tiene sentido, estamos todos sometidos a nuevos bombardeos de información:

Las noticias

Las redes sociales

Los anuncios

Y lo peor es que no tiene pinta de que esto vaya a cambiar.

Ya solamente escoger una película de Netflix resulta completamente difícil entre todas las que hay.

(Sobre todo porque no hay ni una que sea buena).

Personalmente, ahora me paso más tiempo decidiendo qué peli quiero ver, que viendo la peli.

Esto es lo que se conoce como paradoja de la elección, aunque a veces se le dice «la paradoja de la mermelada».

Se le llama así, por un experimento que se hizo para comprobar la capacidad de decisión de la gente ante diferentes opciones.

El objetivo era comprobar dónde se compraban más tarros de mermelada, si en un puesto donde había 24 variedades de sabores, o en un puesto donde había solamente 6 sabores.

El 60% de los consumidores se paró delante del puesto con más variedad de sabores, pero lo paradójico es que de ese 60%, solo acabó comprando mermelada un 3%, mientras que del 40% que se paró frente al puesto con solamente 6 mermeladas, acabó comprando un 30%.

Esto significa que psicológicamente, la cantidad nos llama la atención.

Vamos al bulto.

Pero a la hora de decidir, cuantas más opciones tienes para escoger, menos escoges, menos haces.

Eso es porque elegir entre muchas cosas, implica renunciar también a muchas cosas y hay gente que prefiere no tener que elegir, a la sensación de haberse equivocado.

Por eso te pasas las noches del viernes navegando de forma infinita por el menú de Netflix, porque no te quieres equivocar.

Ese es el problema que tiene la televisión a la carta. Es un problema que en su momento llegó también a afectar a mi academia.

Llegó un punto en el que había tanto contenido, que la gente cuando se apuntaba no tenía muy claro por donde empezar.

¿Me hago el curso para aprender a entrenar el abdomen?

¿Quizás sería mejor empezar por el curso de entrenamiento y alimentación para personas de más de 40 años?

¿Me diseño un plan de alimentación?

¡Oh mira! Un taller para aprender a escoger una buena proteína en polvo sin que me engañen.

Había muchos sabores de mermelada…

Por eso desde hace mucho tiempo creé el curso de inmersión. Un curso por el que recomiendo que pasen todos los alumnos cuando se inscriben.

En ese curso te enseño los pilares básicos sobre los cuales tendrás que trabajar y te guío paso a paso para que te diseñes tu plan de trabajo personalizado con las herramientas de la academia.

De esta forma, cuando termines este curso, estarás mucho mejor preparado para navegar por el resto de contenidos de la academia.

Por eso es un curso de inmersión. No de inmersión en el Tormes, sino inmersión en la academia.

Es el primer paso para mejorar tu estilo de vida.

Bueno… el segundo.

El primero es inscribirte, claro:

Unirse a la academia


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