7 consejos (poco ortodoxos) para ponerte en forma

Si sales a hacer una encuesta a la calle, descubrirás que a la gran mayoría de la gente le gustaría cambiar su forma física. Pero por alguna razón, poca gente lo consigue.

Resulta irónico que con tanta información aún nos cueste hacerlo, y eso es porque no somos capaces de mirar con otra perspectiva, no somos capaces de profundizar en ese cambio que casi todos quieren pero que pocos logran y de eso es de lo que vamos a hablar hoy. Voy a darte 7 consejos poco ortodoxos y que seguro que nadie te ha contado nunca para que empieces este cambio físico. Vamos a ello.

A la hora de cambiar nuestros hábitos y nuestra forma física, estamos acostumbrados a escuchar consejos demasiado vacíos. Bienintencionados, pero vacíos. Algo que no resulta útil cuando tienes un problema que quieres solucionar, como el archiconocido: «Come menos y muévete más».

Como concepto está bien, pero la pregunta es «cómo» hacerlo. Por eso, los consejos que necesitas son los consejos menos ortodoxos y que irónicamente, son justo los que crees que no necesitas.

Hazte las 2 preguntas fundamentales

El problema que tiene mucha gente, y lo vemos cada año el 31 de Diciembre, es que quieren cambiar su estilo de vida de forma radical, y no se dan cuenta de que eso no funciona.

Por eso, las 2 preguntas más estúpidas y al mismo tiempo más poderosas que te puedes hacer son estas 2:

  1. ¿Qué puedo añadir HOY a mi vida para hacerla mejor? Quizás un brisk walk después de las comidas, una hora más de sueño, entrenamiento de musculación un par de veces por semana….
  2. ¿Qué puedo quitar HOY de mi vida para hacerla mejor? El alcohol, los dulces, los fritos…

Si esta pregunta te la repites todos los meses, acabarás el año con 12 cosas positivas para mejorar tu vida y sin 12 cosas negativas que te frenaban. Es así de simple.

Piensa a pequeña escala

Esto no significa tener objetivos mediocres, significa que tienes que sistematizar.

La gente que me pregunta, «¿Qué tengo que hacer para perder 10 kilos?» No se dan cuenta que no necesitan perder 10 kilos, necesitan perder 1, y luego repetirlo 10 veces.

Porque lo mismo que te hace falta para perder 1 kilo, es lo que te hace falta para perder 10, solo que lo tienes que hacer durante más tiempo.

Así que piensa en pequeño y luego amplifícalo.

Haz una lista con las partes del proceso que te cuestan más

Debes ir desactivando esas incomodidades y escribirlas es el primer paso. Escribe todo lo que te incomoda o se te hace difícil (ejemplos: no tengo motivación, no me gusta ir al gimnasio…) y piensa cómo solucionar cada una de esas cosas, una por una.

Hazte responsable de tus decisiones

Es habitual que la gente me de las gracias cuando consigue mejorar su forma física gracias a lo que les he podido ayudar en mi academia o de cualquier otra forma, pero yo siempre «rechazo» ese agradecimiento. No es gracias a mi, es gracias a ti.

El mérito es solamente tuyo ¿Y sabes qué? Eso significa que la responsabilidad también lo es. Si yo me atribuyera el mérito de lo que consigue otra persona, también sería mía la responsabilidad de que lo consiga porque estos 2 elementos (la responsabilidad y el mérito) siempre van unidos.

Por eso yo no ofrezco garantías en la academia, porque la responsabilidad de conseguir ese cambio físico es tuya, no es mía. Porque así si lo consigues, el mérito va a ser tuyo, y si no lo consigues al menos sabrás que está en tu mano conseguirlo, no en la mía, porque el mérito es tuyo y la responsabilidad también lo es. Así que toma tus decisiones y responsabilízate de ellas.

Personaliza el proceso

Este punto es delicado porque una vez que hayas creado una serie de hábitos, personalizar es el siguiente paso.

Es lo que hacemos en la academia, en la fase de sistemas y no antes, porque si no lo haces, siempre serás el esclavo del proceso de alguien, y si lo haces demasiado pronto te faltará la estructura que necesitas para automatizar los procesos.

No te martirices, revisa lo que has hecho bien

Es imposible que sigas el plan al 100%. El problema es que lo primero que hacemos es darnos con el látigo y fustigarnos por lo mal que lo hemos hecho. Siempre pensamos en lo malo y nunca pensamos en lo bueno.

Imagina una persona que se propone ir al gimnasio 5 días a la semana y resulta que una semana solo ha ido 4. Lo primero que va a pensar esa persona es que ha fallado un día.

Ahora imagina que esa misma persona se propone ir al gimnasio un mínimo de 3 veces por semana y una semana ha ido 4. Ha hecho más de lo mínimo que debía hacer.

La situación es la misma, ha ido 4 veces, pero la percepción es muy diferente. Para la primera persona ha sido un fracaso porque ha fallado un día, pero para la segunda persona ha sido un gran logro porque ha hecho de más, aunque objetivamente ambas hicieron lo mismo.

Por eso en la academia no te obligo a entrenar 3, 4, o 5 días. Te digo que entrenes de 3 a 5. Unas semanas serán 3, otras 4, otras 5, y otras 2. Pero no lo vemos desde la perspectiva de un fracaso, al contrario. Porque centrarte en lo que has hecho bien es mucho más reconfortante que castigarte por lo que has hecho mal.

Ten la mentalidad correcta

Para tener una buena mentalidad necesitas ir a la raíz de todo ¿Por qué quieres este cambio físico? ¿Qué crees que va a cambiar en ti cuando tengas ese cuerpo que quieres? 

A menudo la gente no se para a pensar esto, pero mucha gente cree que cuando tenga un cuerpo bonito va a ser más feliz y eso no es así.

De hecho, hay una parte muy hedonista en cuidar de nuestro cuerpo y es algo que tenemos que aceptar. Es placentero. Y placer y felicidad no son lo mismo porque la felicidad es accesible para todo el mundo, lo que significa que no necesitas un cuerpo X para ser feliz. La felicidad son la familia los amigos, pasear por el campo… El placer es comprarse un bolso, coger un reservado en la discoteca o tener un cuerpo 10. Nada de esto es felicidad, solo es placer.

Es importante distinguir esto, porque mucha gente confunde los términos y piensan que placer y felicidad son lo mismo y acaban buscando placer cuando necesitan felicidad. Porque si quieres ser más feliz y tratas de llenar ese vacío con placer (un cuerpo bonito, por ejemplo), vas a acabar cayendo en todas las trampas de la industria para acelerar el proceso (los esteroides, las dietas basura, los sustitutivos de comidas, un balón gástrico etc.).

Por eso no es raro que gente sin dinero sea mucho más feliz que tú con dinero, porque los que tienen dinero y quieren felicidad, acaban buscando placer, mientras que para el que no tiene dinero el placer nunca ha sido una opción y disfruta de las cosas más simples que son las que paradójicamente te dan felicidad.

Así que no busques la felicidad en un cuerpo bonito porque no la vas a encontrar. Aprende a diferenciar placer y felicidad.


¿Cuál es tu perfil metabólico?

Descubre cuál es tu perfil metabólico y aprende qué estrategias debes seguir para optimizar tu metabolismo

Perfil metabólico

Deja un comentario