Hace unos días, durante una comida familiar, una persona me hizo una pregunta que me permitió darme cuenta de algo importante.
La pregunta vino generada porque estábamos hablando sobre mi exposición al público al crear constantemente contenido, como por ejemplo estos emails que recibes.
Esta persona me dijo:
-¿Y qué tal llevas las críticas? ¿Porque tendrás críticas, no?
Por supuesto que tengo críticas.
Recibo muchas respuestas a estos emails.
Para ser sincero, la mayoría de esas respuestas son respuestas llenas de agradecimiento y de buenas palabras.
Pero también recibo emails de los otros.
De los que dicen que soy un gilipollas.
¿Cómo me afecta eso?
Pues te diré lo mismo que le dije a esta persona.
-Al principio me afectaba más, a nadie le gusta que le insulten. Pero más tarde me di cuenta de que no puedo pretender caerle bien a todo el mundo y tampoco puedo controlar que la gente sea educada o no lo sea. Yo nunca he entendido que una persona pueda insultar a otra mediante un email o un comentario en una red social. Simplemente si alguien no me gusta el contenido que hace, no lo consumo, eso es todo. Por eso nunca lo he entendido ni lo entenderé, pero tampoco puedo controlar que alguien lo pueda hacer. Y ya que no puedo controlar que alguien me insulte, lo que si puedo controlar es si ese insulto me ofende o no. Y hace mucho tiempo que decidí que no me ofendía.
Cuando contesté esto, la persona que me hizo la pregunta me dijo:
-Eso es un pensamiento muy estoico.
Mi respuesta:
-¿Ese jugaba en el Barça, no?
Yo la verdad, no tengo mucha idea de estoicismo, pero cuando escuché eso, me dio curiosidad por buscar algunas de estas características estoicas.
Y se ve que yo era del equipo estoico y no lo sabía porque muchas de ellas las llevo aplicando y aconsejando bastantes años.
Como por ejemplo, esta idea de preocuparse solo por aquello que puedes controlar.
Y ahí por ejemplo entra el mensaje que doy siempre de volverte a colocar en el asiento del conductor.
Porque tristemente, mucha gente vive su vida tirando balones fuera.
Es que tengo mala genética.
Es que tengo un metabolismo lento.
Es que no tengo tiempo.
Es que los supermercados están llenos de comida basura.
Cuando dices todas estas cosas estás asumiendo que tú no puedes hacer nada porque las circunstancias son las que son.
Y eso es lo peor que puedes hacer porque estás eludiendo tu responsabilidad.
Cuando asumes esa responsabilidad es cuando empiezas a concentrarte en las cosas que si puedes cambiar.
Y te das cuenta que aunque el super esté lleno de comida basura, quien la pone en el carro de la compra eres tú.
Por eso responsabilizarte de lo que puedes controlar es el mejor consejo que te puede dar nadie.
Más que nada porque hasta que no lo hagas, no puedes pretender cambiar nada.
Por ejemplo, si quieres mejorar tu forma física y tu estilo de vida, puedes pensar que hasta ahora no lo has hecho por muchísimas razones diferentes.
Pero la única razón válida, es que cada día yo te ofrezco la posibilidad de hacerlo y tú lo rechazas.
Y eso es algo que tú puedes controlar.
Por eso tú decides como sigue esto, si haces clic en el enlace de abajo para inscribirte en mi academia y dar un cambio radical a tu estilo de vida, o seguir en la misma situación que estás ahora.
Esa situación no tiene por qué ser necesariamente mala, yo solo te digo que está en tu mano hacerla mejor.
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