Cuando montas un gimnasio en casa medio serio, normalmente suele haber una pieza central que es el «núcleo» del gimnasio, el elemento más importante.
Lo habitual es que ese elemento sea una jaula de sentadillas.
No tengo nada en contra, pero una máquina de poleas a mi juicio siempre es una mejor inversión.
El caso es que yo por supuesto, cuando monté mi gimnasio, opté por una máquina de poleas, no por una jaula de sentadillas, y cada vez que subo algún vídeo a alguna de mis redes, siempre hay alguien que me suele preguntar.
-Oye, ¿Cuánto cuesta la máquina esa que tienes ahí?
Normalmente suelen costar mil y algo, ahora puede que algo más.
Su siguiente respuesta:
–Puff es que eso es muy caro.
Yo no estoy aquí para discutir el poder adquisitivo de nadie, pero me hace gracia que esa respuesta me la escriba alguien desde un móvil que vale lo mismo que mi máquina de poleas.
Lo que la gente no entiende, es que el concepto de caro o barato no existe, porque todo depende del valor que tú percibas de aquello que compras.
Por eso hay gente que comprar un trozo de hierro con cables por 1.000 euros les parece una salvajada, mientras que a mi, pagar esa misma cantidad por mejorar mi salud y combatir a la sarcopenia me parece casi un regalo.
De la misma forma, cuando sale un nuevo iphone al mercado con una mejora de un 1% con respecto al anterior, la gente se mata por comprarlo.
Son prioridades, nada más.
Mientras que vemos normal que un iphone sobrepase perfectamente los 1.000€, un año entero en mi academia cuesta poco más que una décima parte de eso.
Además, lo que consigas en mi academia te va a durar mucho más que lo que te dure ese iphone.
Lo dicho, son prioridades, y tú elijes las tuyas, pero por si acaso una de esas prioridades resulta ser cuidar de tu cuerpo, aquí abajo puedes empezar a hacerlo: