Mira, no sé si todo el mundo tendrá un superpoder, pero si yo tengo uno, ese es el de comer muuuucho.
Pero mucho, mucho.
A veces la gente se asombra mucho de las cantidades que como.
De hecho no es raro que la gente se pregunte como puedo estar en forma comiendo esas cantidades abusivas.
En cualquier comida familiar, yo me como lo mío (la porción más grande), lo que sobra en el centro y en muchos casos lo que ya no les entra a los que están conmigo en la mesa.
Tampoco es que lo haga a posta.
Simplemente de lo que me gusta como más y de lo que no me gusta como menos.
Pero si ha cocinado mi madre ya puedes apostar a que no va a sobrar nada…
Esto choca frontalmente con la filosofía de restricción que se tiene ahora en torno a la alimentación.
¡No puedes comer esto!
¡Estás loco, esto lleva aceite de palma!
¡Si comes esto, tendrás que compensarlo mañana con 3 horas de cardio!
A mi nunca me ha ido mucho eso de tenerle miedo a los alimentos.
Decía Scott Abel, uno de mis mentores, que vivimos en un mundo lleno de alimentos y lejos de ser un mundo horrible y dañino como lo ven muchos, es un mundo lleno de posibilidades.
Por eso, intentar controlar tu alimentación de forma hermética como si los doritos o las croquetas de tu madre no existieran, me parece vivir en una realidad distorsionada.
Porque en la vida real, ¿De verdad crees que nunca más vas a comer las croquetas de tu madre?
Cuando una persona se «pone a dieta» y le apetece comer algo fuera de su dieta, tiene que usar toda su fuerza interior para rechazar ese alimento convenciéndose a sí misma de que está a dieta y que eso ya no lo puede comer.
Lo curioso de esto es que cuando más rechazas un alimento, más te apetece comerlo.
Por eso, cuando te ofrecen uno de esos alimentos irresistibles, tienes que forzarte a decir:
-No, gracias. Estoy a dieta.
¿Sabes lo que digo yo?
-Gracias, me lo guardo para el domingo.
Esto es así porque mi estrategia de alimentación incluye spikes.
O lo que mucha gente llama comidas trampa o libres o como las quieras llamar.
En la academia los llamamos spikes porque son comidas donde metemos un pico de calorías.
Cuando aplicas esto en el contexto metabólico adecuado y con la frecuencia adecuada, no solo es que esas croquetas no te vayan a hacer engordar, sino que te van a servir como un descanso psicológico y hormonal que irónicamente, te servirá para perder más grasa corporal en el futuro.
Esta estrategia no la he inventado yo, solo tienes que mirar a los «comedores profesionales» que se ganan la vida comiendo cosas lo más rápido posible.
Es curioso, pero no muchos están gordos a pesar de las cantidades de comida que comen.
Y esto lo puedes aplicar tú.
Pero ¡Ojo! Recuerda que he hablado de la utilidad de estos spikes en el contexto metabólico adecuado.
Eso significa que para utilizar esto, primero tienes que generar ese contexto metabólico adecuado.
Y esa es la parte menos divertida, pero es esencial para aprovechar esos spikes.
Por eso esto no es «comer lo que tú quieras y ya está».
En absoluto.
Hay unas reglas.
Hay un proceso.
Los spikes ni siquiera son iguales según el punto en el que estés.
Por eso necesitas saber como introducirte correctamente en este mundo de los «spikes».
Y para eso está la academia, donde te enseño paso a paso a llegar a esa situación para que las croquetas de tu madre no vuelvan a ser una tentación que debas rechazar, sino un manjar que disfrutas comer.
¿Es esto para todo el mundo?
No. Es para los que nos encanta comer, no para los que nos castigamos comiendo.
Esto es importante, porque si tienes algún trastorno con la comida, primero tendrás que solucionar eso, y para eso no puedo ayudarte.
Pero para que disfrutes comiendo lo que más te gusta sí que puedo. Solo tienes que inscribirte a la academia desde aquí abajo: