Consejos de nutrición que deberías de dar a tus hijos

Dicen que si le das un pescado a un hombre comerá un día, pero que si le enseñas a pescar comerá toda la vida y lo mismo ocurre con tus hijos.

Si quieres que tus hijos tengan una buena alimentación, no basta con ponerles la comida en la mesa, necesitas enseñarles, tienes que darles unos consejos de nutrición que no solamente sirvan para que hoy coman bien, sino para que lo hagan el resto de sus vidas ¿Quieres saber qué consejos recomiendo yo? Pues vamos a verlos.

Las 2 formas de enfrentar la nutrición de tus hijos

Aunque actualmente yo no tengo hijos, soy bastante observador y he comprobado que cuando se trata de alimentación para tus hijos, hay 2 escenarios posibles.

El primer escenario es omitir por completo la alimentación de su educación y tener la esperanza de que por alguna razón, cuando ese niño sea mayor desarrolle la curiosidad de mejorar su alimentación y comer saludable por si mismo. Algo muy poco probable.

Por otro lado, también he visto papis modernos que son sargentos de la alimentación de sus hijos. Son tan insistentes con la salud y la alimentación, que tratan de que sus hijos solo consuman «alimentos saludables» y les obligan constantemente a que escojan ciertas cosas en lugar de otras. Algo que generalmente suele generar más rechazo que curiosidad.

A mi modo de ver, creo que ambas alternativas son igual de malas porque ninguna consigue lo que se supone que tú quieres para tus hijos: Que desarrollen unos buenos hábitos de alimentación. No debes olvidar que esto lo haces para que más adelante, cuando sean independientes, puedan seguir aplicando aquello que hayan aprendido en tu casa cuando eran pequeños, así que el primer consejo que te voy a dar parece bastante obvio:

Lidera con el ejemplo

Llegado el momento, tus hijos no seguirán tus consejos, sino que seguirán tu ejemplo. Por esa razón, es absurdo que apliques cualquiera de los siguientes consejos con tus hijos si no eres capaz de aplicarlos tú mismo.

Por eso siempre soy tan insistente en que cada vez que haces algo para cuidar de tu cuerpo, cada vez que entrenas en casa, cada vez que pones en valor la importancia de dormir y descansar, cada vez que les muestras a tus hijos como cuidas de tu cuerpo, no hace falta ni siquiera que digas nada. Tus actos son los que hablan y eso es lo que a ellos se les quedará en la cabeza.

Comer en familia y sin distracciones

La hora de comer es la hora de comer, y esto no solo va por los pequeños, sino también por los mayores.

No permitas que tus hijos estén con la tablet, o con el móvil o ni siquiera con un puzle. Ahora no es el momento, estamos comiendo. Y por supuesto, si no quieres que lo hagan ellos, tampoco lo hagas tú. Aprovecha la hora de comer para forjar un vínculo, para charlar, para pasar un buen rato y para asegurarte que tus hijos coman de forma adecuada (que mastiquen bien, que tengan modales…).

La comida no son premios ni castigos

Si te comes las verduras te puedes comer de postre un helado.

Dicho por cualquier madre que quiere que su hijo se coma las puñeteras verduras.

No lo hagas.

Aunque no tengo hijos, he tratado con suficientes adultos como para saber que este comportamiento de comida=premio es totalmente autodestructivo.

Cuando un adulto tiene un mal día, no es nada raro que llegue a casa diciendo «Hoy he tenido un día de mierda, me merezco una cerveza» (o cualquier otra cosa). Pero la comida no es ni un premio ni un castigo y cuanto antes lo aprendan tus hijos, menos probabilidad habrá de que cuando sean mayores tengan estos comportamientos tan disfuncionales.

Haz que participen

Que aprendan que comer no es solamente sentarse a la mesa ya que para que la comida llegue al plato hay que hacer una serie de cosas.

Haz que te acompañen a la compra, que se queden contigo y te ayuden mientras cocinas, que recojan la mesa. Haz que se involucren y que vayan adquiriendo responsabilidades, y eso no solamente ayudará con su futura alimentación sino que les aportará otros valores más allá del plato en la mesa.

Que se coman el arcoíris

Este es un consejo que le doy a todos los adultos: Cómete el arcoíris.

Cada día debes haber comido alimentos que conformen todos los colores del arcoíris: Morado, naranja, rojo, amarillo y verde. Los colores de los alimentos representan una serie de propiedades y consumir todos los colores te aportará un perfil de micronutrientes mucho más amplio.

Proponlo como un juego en el que cada día tienen que completar todos los colores. Cuando llegue el final del día puedes preguntarles ¿Qué colores habéis comido hoy? ¿Cuáles os faltan? De esta forma estimulas su memoria (porque tienen que acordarse de lo que han comido a lo largo del día), estimulas su visión espacial en relación a los colores y fomentas unos buenos hábitos de alimentación.

Evita tener chucherías o alimentos ultraprocesados en casa

No prohíbas a tus hijos que consuman alimentos ultraprocesados. Aunque técnicamente sería lo ideal, hacerlo solo los haría más atractivos. Por esa razón, simplemente asegúrate de no tener estos alimentos en casa y que sean solo para cuando estáis fuera y las ocasiones especiales.

Respeta los horarios de comidas

Los adultos deberíamos tener una estructura de comidas y comer a las mismas horas. Lo mismo ocurre con los niños, cuanta más estructura tengan, mejor. Deben aprender cuáles son los horarios de sus comidas y mantenerlos estables.

Que aprendan que las decisiones que toman en la mesa tienen consecuencias

Por supuesto, no me refiero al físico. Ningún niño debería de pensar en el físico y la comida, de eso ya se darán cuenta con los años. Estoy hablando de cosas más importantes, como la sostenibilidad, el medio ambiente…

Enséñanes a comer alimentos menos envasados, más naturales, de mejor calidad, reducir los productos animales, comprar alimentos locales, de temporada o incluso a sembrar sus propios productos. Haz que sean más conscientes de todo el proceso que debe seguir un alimento desde que se obtiene, hasta que aparece en su plato.

Como he dicho al principio, estos consejos no solo sirven para niños sino que deben seguirse primero por los mismos padres. Si como padre o madre no sigues estos consejos no tendrás ni la autoridad necesaria ni generarás la curiosidad de tu propio hijo para que él los siga.

Lidera con el ejemplo porque una buena alimentación es clave para tener una buena salud e incluso una mayor longevidad y creo que todo padre quiere eso para sus hijos, pero no puedes esperar que eso llegue por casualidad, debes poner los medios para que suceda, y estos consejos que has leído son los medios para que tus hijos tengan unos buenos cimientos que les permitan sostener una alimentación equilibrada.


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