Ayer te estuve hablando de uno de los mayores obstáculos que tiene la gente para ponerse en forma.
Lo típico de «A mi es que no me gusta el gimnasio».
Puedes sustituir gimnasio por entrenamiento de fuerza, de musculación o en definitiva, lo que se hace en los gimnasios.
Este obstáculo es muy fácil de derribar cuando entiendes que el entrenamiento de musculación no es un hobby que puedes tener, es un medio para alargar tu vida útil.
Cuando entiendes eso, es mucho más fácil aceptar el entrenamiento de musculación como parte de tu día a día.
No obstante, hay muchas más de estas creencias que probablemente te están impidiendo mejorar tu forma física y tu estilo de vida.
Por ejemplo la archiconocida del «No tengo tiempo».
Esta es curiosa porque la gente siempre tiene tiempo para sus prioridades.
Por ponerte un ejemplo, esta noche hay partido de Champions y los bares estarán llenos de esa gente que dice no tener tiempo para entrenar y ponerse en forma.
Aceptar tu falta de preocupación por tu cuerpo es menos glamuroso, pero es mucho más real.
Luego hay otra que me gusta mucho que es la de «Es que tengo familia, hijos y muchas responsabilidades».
Esta me gusta porque la gente que la usa parece que piensa que son los únicos que tienen hijos y otras responsabilidades.
Pero la realidad es que por muchos hijos o familia que tengas, si no eres capaz de cuidar de ti mismo, tampoco serás capaz de cuidar de nadie.
Eso significa que renunciar a cuidarte tú para cuidar de los demás no es un acto de generosidad, es una negligencia.
También está la gente que piensa que son demasiado mayores para empezar a cuidar de su cuerpo.
Algo que no tiene mucho sentido si te paras a pensar que cada día que pase, serás un día más mayor.
Por eso los 2 mejores momentos para empezar a cuidar de tu cuerpo fueron ayer y hoy. Porque mañana ya irás un día tarde.
Y por último están los que piensan que fallan en la motivación «Es que me desmotivo enseguida».
Esto demuestra una ignorancia mayúscula de lo que en realidad significa motivación.
La motivación es solo una emoción, como estar contento o estar triste.
Y de igual modo que no estás siempre contento o siempre triste, tampoco puedes pretender estar siempre motivado.
Por eso necesitar desarrollar hábitos, constancia y disciplina.
Generar una política de no negociaciones contigo mismo, para que aquello que dices que vas a hacer, lo hagas independientemente de la motivación que tengas.
Sigue estos consejos y te aseguro que mejorarás tu forma física o como mínimo tendrás un camino con muchos menos obstáculos.
Pero al final, el que tiene que tomar la decisión eres tú.
Por eso yo estoy al otro lado esperando a que digas «sí» a tu cuerpo, «Si» a un mejor estilo de vida, «si» a una mejor condición física.
Cuando hayas tomado esa decisión, la siguiente decisión que tendrás que tomar es si necesitas o no mi ayuda.
Y si resulta que la necesitas, puedo ayudarte desde aquí.