La importancia del coaching – Pon un coach en tu vida

Cuando somos niños, es normal tener a nuestro alrededor gente que nos diga lo que tenemos que hacer, que nos indique el camino correcto. Desde nuestros padres, los profesores del colegio, el entrenador de fútbol o hasta el vecino del quinto. Todos nos dan su perspectiva de la vida para intentar orientarnos lo mejor posible.

Sin embargo, cuando nos hacemos mayores, perdemos por completo esa orientación. Pensamos que somos totalmente autosuficientes para tomar nuestras decisiones y pensamos que no hay nadie mejor que nosotros para tomarlas. Lo único que conseguimos es perder perspectiva y ese es el objetivo principal del coaching. Volverte a entregar la perspectiva externa que perdiste cuando te hiciste mayor.

Un coach es simplemente una persona que está a tu lado, que te acompaña a lo largo del camino que tú has elegido y te lo hace más fácil. A través de su experiencia te guía para que consigas tus objetivos y progreses cada día. No se trata de ser el más exitoso, sino de aprender una lección de cada obstáculo que te encuentres.

A través del coaching también serás capaz de concentrarte en lo verdaderamente importante y seguir la regla del 5% ¿La conoces? La regla del 5% establece que deberías centrarte solo en el 5% de las tareas que se te dan bien y te gustan. Se trata de encontrar las áreas en las que eres bueno y dedicarles más tiempo, más trabajo y más energía. Pero ¿Qué pasa con el 95% restante? La vida no es solo un 5%, la vida hay que vivirla al 100% y ese es el problema de la fuerza de voluntad.

Tu fuerza de voluntad es limitada

Desde el momento en que nos levantamos por la mañana no dejamos de tomar decisiones ¿Qué voy a desayunar? ¿Qué pantalones me pongo hoy? ¿Esta camiseta me combina con los zapatos? ¿Me hago un recogido o me dejo el pelo suelto? Todo esto son preguntas que tu mente debe de responder diariamente casi sin darte cuenta y eso no ha hecho más que empezar. Durante todo el día deberás tomar cientos de decisiones, unas más simples y otras más complejas, que acabarán por agotar tu fuerza de voluntad, tu capacidad de decisión o tu autodisciplina. Puedes llamarlo como quieras pero todo se resume en una cosa:

Cuantas más opciones tienes para elegir,  más esfuerzo mental cuesta la decisión

Cuando crecemos, nos dicen que ya somos mayorcitos para tomar nuestras propias decisiones, y es por eso que tendemos a cargar sobre nuestras espaldas cada decisión que tomamos, por pequeña o grande que sea. Lo que no tenemos en cuenta es que nuestra fuerza de voluntad necesaria para decidir, es limitada. De hecho, es un recurso bastante escaso.

Voy a intentar explicarlo de una manera más gráfica. Cuando salieron al mercado los cepillos electricos, enseguida me compré uno. La verdad, era difícil no hacerlo pues 9 de cada 10 dentistas los recomendaban sobre los manuales.

El problema es que los cepillos eléctricos deben recargarse una vez que la batería se ha agotado y el modelo de mi cepillo en particular, no tenía ningún indicador de batería, por lo que muchas veces, me disponía a lavarme los dientes y a los 10 segundos el cepillo dejaba de funcionar porque no le quedaba batería y me dejaba tirado en la estacada.

Tu fuerza de voluntad es como este cepillo de dientes eléctrico, se agota sin avisar. Y ahí es donde entra el coaching. Si somos capaces de delegar las decisiones en otros profesionales del sector, podríamos concentrarnos en lo que realmente somos buenos y en lo que nos gusta hacer. Estaríamos ahorrando fuerza de voluntad para las actividades donde verdaderamente la necesitamos. Y eso, nos haría mejores profesionales.

Coaching para todo

En el mundo del boxeo, es habitual ver a los coaches de los púgiles. Esas personas que dirigen a sus pupilos desde la esquina del ring y que tras cada asalto intentan motivar y dar las instrucciones indicadas para ganar el combate.

Bien, pues la vida es como un combate de boxeo. Siempre tenemos que salir a pelear con alguien y si tuviéramos un coach en nuestra esquina, tendríamos mucha más seguridad y precisión para ganar el combate. Eso nos haría mejores luchadores.

Hoy en día puedes encontrar coaches de cualquier tipo: Coaches de negocios, coaches de vida, coaches tecnológicos, coaches deportivos, fitness coaches… Desde Rafa Nadal a Lebron James todos tienen uno o varios coaches para múltiples aspectos de su vida. Nadie es tan bueno para no necesitar un coach y cuantas más decisiones tengas que tomar, más sentido tiene trabajar con un coach.

En mi caso, yo hago fitness coaching y puedo decir que es una experiencia muy gratificante el ayudar a otras personas a conseguir sus objetivos físicos. Personas como tú, con un trabajo, una familia, que quieren mejorar su cuerpo y tener un estilo de vida más saludable pero no tienen el tiempo ni la energía o puede que los conocimientos para diseñar un plan de acción y conseguir esos objetivos. Por eso delegan en mí, para que lo haga por ellos y así, pueden centrarse en otros aspectos de sus vidas donde son más productivos y más felices.

Hay una gran diferencia entre un entrenador personal y un fitness coach. El entrenador personal prepara programas de entrenamiento y puede que dietas o estrategias nutricionales. Los coaches preparamos personas.

Como he dicho al principio de este artículo, los coaches caminamos a tu lado, te orientamos cuando te encuentras perdido, te ayudamos a superar los obstáculos propios del camino, te animamos a seguir adelante. Pero no realizamos el camino por ti. Es tu camino y como tal, eres tú quien debe realizarlo. Yo puedo llevarte al río, pero eres tú el que debe beber. Ese es el verdadero sentido del coaching.


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