En psicología existe un fenómeno que se llama el Efecto Pigmalión.
Este fenómeno indica que las expectativas de los demás pueden influir en el comportamiento de una persona hasta el punto de moldear su identidad o desempeño.
En 1968 se desarrolló uno de los estudios más conocidos sobre este efecto.
En una escuela primaria los investigadores informaron falsamente a los profesores que ciertos estudiantes habían mostrado un potencial intelectual superior en un test.
Aunque esta «información» era aleatoria y no basada en el verdadero rendimiento de los estudiantes, aquellos a los que se les había dicho que eran «más inteligentes» terminaron mejorando significativamente su rendimiento académico al final del año.
La conclusión fue que las expectativas de los profesores afectaron positivamente el desempeño de estos estudiantes.
Lo mismo funciona al revés.
Si un profesor o el entorno los clasifica como «los revoltosos» o «los vagos», es más probable que actúen conforme a esas etiquetas debido a las bajas expectativas y a la percepción que los demás tienen de ellos.
Esta es la razón de que yo siempre diga que mi profesión es ser entrenador, no babysitter.
Con todo el respeto a las babysitters del mundo.
Pero generar un entorno de sobreprotección a mis clientes creo que no les hace ningún favor.
Imagina que yo le digo a un cliente:
«Mira, sé que eres una persona débil, con muchas limitaciones, así que vamos a ir muy poquito a poco y voy a ir detrás de ti todo el rato para que cumplas con el plan porque sé que tienes muy poca fuerza de voluntad».
¿Qué crees que acabará haciendo esa persona?
Se acabará comportando como se espera que se comporte.
Por eso mi enfoque es diferente. Te trato como a un adulto.
Un adulto competente, capaz de tomar sus decisiones y de influenciar sus resultados.
Seguro que has tenido éxito en muchos ámbitos de tu vida ¿Por qué debería tratarte como un inútil en el ámbito de tu forma física?
Yo te doy las herramientas, yo te marco el trabajo y te enseño el camino.
Y durante el proceso te irás encontrando obstáculos que iremos solventando.
Ese es el coaching.
Pero si te trato como un inútil desde el primer día, subconscientemente acabarás pensando que eres un inútil y que necesitas que alguien esté detrás de ti todo el tiempo porque no te ves capaz.
Por eso la gente débil quiere garantías.
Por si no lo sabes, yo nunca ofrezco garantías.
Nunca las ofrezco por una razón muy sencilla. Queremos exigir garantías a los demás, pero a nosotros mismos no nos exigimos nada.
¿Qué esperas que yo te diga?
-¡Por supuesto! Has tardado 45 años en tener el cuerpo que tienes ahora, pero en 30 días te garantizo que tendrás el cuerpo que siempre has soñado. Y si no es así, te devuelvo el dinero.
De esta forma, en 30 días sabes que tendrás o bien el cuerpo de un dios griego, o tu dinero de vuelta.
Eso es una garantía.
O dicho de otra forma, o en 30 días tengo el cuerpo de un dios griego, o me devuelves el dinero porque tu tus servicios han fracasado.
¿Ves lo que ocurre?
Si consigo lo que quiero, el mérito es mío. Pero si no lo consigo, la culpa es tuya, y por eso quiero que me devuelvas el dinero.
Serías capaz de exigirme a mi una devolución, pero en cambio nunca te la exiges a ti mismo.
Prefieres colocar la presión sobre los hombros de otra persona.
Por eso quieres garantías.
¿Quieres garantías? Pues entonces no me las exijas a mi, exígetelas a ti.
Colócate delante del espejo y analiza lo que ha pasado si dentro de un mes no has obtenido resultados.
¿He seguido todas las comidas de mi plan de alimentación?
¿He completado todos mis entrenamientos?
¿He mantenido una higiene del sueño?
¿He realizado mis brisk walks?
Y si la respuesta a estas preguntas es no, o a medias. Entonces quien ha fracasado has sido tú, no yo. Y por tanto, la garantía deberías exigírtela a ti.
No te das cuenta de que deberías tener unos principios y unos valores que estuvieran por encima de cualquier garantía que te diera ningún entrenador.
Si tú has escogido cambiar tu estilo de vida, y no has hecho lo que se supone que debías hacer, al único que deberías exigirle garantías es a ti mismo.
Y eso es porque deberías valorarte a ti mismo más de lo que me valoras a mi.
Es decir, que si no te comprometes contigo mismo, tampoco puedes esperar comprometerte conmigo.
Y ese es el problema de las garantías.
Que preferimos responsabilizar a otras personas, en lugar de responsabilizarnos a nosotros mismos.
Fuiste tú quien decidiste que así no podías seguir.
Fuiste tú quien decidiste que ibas a mejorar tu estilo de vida.
Fuiste tú quien te comprometiste conmigo.
¿Y ahora quieres que yo te garantice qué?
Las explicaciones no te las debe nadie, te las debes tú a ti mismo.
Debes analizar por qué has dado solo el 50% si dijiste que ibas a dar el 100%
Así que, si quieres una garantía yo no voy a darte una, voy a darte 3.
Mi triple garantía.
Te garantizo que si en 3 meses no te ves mejor, ni te sientes mejor ni rindes mejor, es que no has seguido el plan.
Te garantizo que si no haces nada para cambiar, nadie podrá hacerlo por ti.
Te garantizo que los resultados que obtengas, te los deberás a ti, no a mi.
Yo puedo guiarte hacia un mejor estilo de vida, con todas las herramientas que necesitas dispuestas en un único lugar.
Pero eres tú quien debe aprovechar esas herramientas.
Así que ya lo sabes, no te garantizo resultados. Lo único que te garantizo es que tendrás las herramientas necesarias para verte mejor, sentirte mejor y rendir mejor.
Aprovecharlas es solamente cosa tuya:
Aquí abajo las herramientas: