Si alguna vez te has preguntado por qué hay gente que consigue mejorar su cuerpo y su estilo de vida y otra gente que por más que lo intenta, no lo consigue. Hoy voy a explicarte por qué ocurre esto y qué tienen en común todas aquellas personas que consiguen mejorar su físico y su estilo de vida. Porque sí, porque esto es un método no es magia.
¿Por qué la gente no consigue lo que se propone?
Antes de saber qué hacer para mejorar nuestro cuerpo y nuestro estilo de vida, deberíamos analizar qué es lo que nos mantiene en nuestra misma situación, constantemente estampándonos contra las mismas barreras para llegar de nuevo frustrados y en la casilla de salida.
Solo cuando sepamos por qué ocurre esto, podremos trazar una ruta para salir de ahí.
Vamos a ver esto utilizando el modelo de B.J. Fogg que gráficamente queda de la siguiente manera:
De tal forma podemos observar que conseguir lo que nos proponemos no es otra cosa que un producto de nuestra motivación + la habilidad de conseguirlo.
Es por ello que si no tenemos ni el aliciente ni los conocimientos para aplicar un cambio en nuestra vida, jamás lo conseguiremos.
Esta es la razón por la que los fumadores siguen fumando. No lo dejan no porque no sepan que fumar no es bueno para ellos ¡Por supuesto que lo saben! Si siguen fumando es porque no tienen ni el aliciente para dejarlo, ni la habilidad para conseguirlo (ni quieren, ni saben).
De la misma forma, alguien que quiera mejorar su estilo de vida se encontrará cerca del eje del gráfico donde su motivación es baja y su habilidad es pobre. Nadie puede cambiar nada cuando se encuentra ahí.
De repente, un día cualquiera por algún motivo (a todos nos llega ese día), encontramos un aliciente para cambiar. Quizás el médico nos ha dado un toque de atención, o puede que nos hayamos cuenta que hemos cogido unos kilos de más, o lo mismo nos estamos divorciando y queremos entrar en el mercado por la puerta grande. Da igual, el caso es que la motivación por cambiar se dispara.
El problema es que como ya he dicho muchas veces, esa motivación tal y como sube, vuelve a bajar. Por eso la mayoría de la gente nunca consigue cambiar, porque su motivación no para de moverse hacia arriba y hacia abajo, pero nunca consiguen la habilidad necesaria para que el camino se haga más ameno. Es decir, casi todo el mundo vive en la parte izquierda del gráfico.
Las 3 fases para pasar al otro lado
Con el paso del tiempo y conforme he ido trabajando con más y más gente, he ido refinando un método de trabajo (el que usamos en la academia), para conseguir que mis clientes pasen de estar en el lado izquierdo, a estar en el lado derecho, donde se consiguen las cosas. Y todo empieza con la estructura.
Fase 1: Estructura
Nada más empezar, el objetivo es re-organizar nuestro estilo de vida. Limitamos la toma de decisiones, creamos reglas y «no negociables» e intentamos estructurar nuestro día lo máximo posible.
Aplicar esta estructura es lo que permite que en estos primeros compases mejoremos de forma soberbia nuestra condición física, eso es lo que buscamos realmente que ocurra.
Esa mejora de la condición física la evaluamos a través de dos indicadores: El IMC (Índice de masa corporal) y el ICA (Índice cintura-altura). Mejorar ambos indicadores semana tras semana será lo que nos dé fuerzas para seguir adelante. Lo que estamos haciendo es facilitar la creación de nuevos hábitos (más habilidad), al mismo tiempo que esos resultados alimentan aún más nuestra motivación. Ya estamos en la parte derecha del gráfico.
Fase 2: Sistemas
Ese aumento inicial de la motivación llega a su fin y aquí es donde hay que tener cuidado porque corremos el riesgo de acabar en la casilla de salida si no hacemos las cosas bien. Por eso necesitamos implantar nuestros sistemas.
Estos sistemas servirán para personalizar nuestro viaje (personalizar nuestra alimentación, nuestra higiene del sueño e incluso el tipo de movimiento que necesitamos). Estamos buscando tener una mayor flexibilidad que logre amortiguar esa caída de la motivación (porque créeme, la motivación inicial desaparecerá).
Fase 3: Estrategias
Ahora ya estamos en el lado seguro del gráfico, hemos amortiguado esa caída de la motivación personalizando nuestro camino y haciéndolo más accesible (mayor habilidad), y lo que buscamos ahora es mantener lo que hemos conseguido, al mismo tiempo que evitamos quemarnos. O lo que es lo mismo, facilitar aún más la «habilidad» manteniendo un nivel de motivación correcto.
Esta fase es la que experimentan todas aquellas personas que llevan mucho tiempo en los gimnasios, o la gente que sin darse cuenta cuida de su alimentación o su descanso. El viaje se ha convertido en parte de ellos. Ya no tienen la motivación que una vez tuvieron, pero han conseguido integrar tanto esos procesos en su día a día, que hacer lo que hacen les resulta relativamente fácil. Mucho más fácil que al principio. Ahora viven en la parte derecha del gráfico.
El orden de los factores SÍ altera el producto
Seguir este proceso en orden es muy importante, porque los dos problemas principales que impiden que la gente cruce al otro lado del gráfico son estos dos:
- Intentan imitar a sus influencers favoritos aplicando estrategias avanzadas, cuando aún no han forjado una estructura sólida.
- Construyen una buena estructura pero nunca llegan a crear sistemas que les ayuden a flexibilizar el proceso y a hacerlo más ameno. Lo que significa que se acaban quemando y tirando la toalla.
Por eso este proceso es un método, quizás no el más ortodoxo pero sí el más efectivo para evitar que la gente viva en una montaña rusa de motivación por conseguir aquello que quiere y que realmente tenga un camino eficiente y probado para que lo consiga. Esto es un método, no es magia.