Entre las fuerzas especiales, es bastante normal practicar el waterboard a modo de hobby.
El waterboard es ese sistema de tortura que aparece en muchas películas, donde te reclinan en una silla, te colocan una toalla en la cara y empiezan a echarte agua sobre la toalla.
Básicamente, esto simula la sensación de ahogarse, por eso es un sistema de tortura que se usa para obtener información del enemigo.
Y varios miembros de las fuerzas especiales lo usan como pasatiempo.
Otra gente prefiere jugar al parchís, pero estos prefieren waterboard.
El compañero te reclina en la silla, te coloca una toalla en la cara y empieza a echarte agua durante varios segundos.
Y cuando termina, el que estaba en la silla se levanta, y lo único que dice es:
-Te toca.
Y así echan la tarde.
Racionalmente podríamos pensar que hacer esto es absurdo y que hay mil formas mejores de pasar el rato.
Pero lo que busca esta gente con el waterboard, no es la sensación de ahogarse.
No es que les guste sentir que se están quedando sin aire en los pulmones.
Lo que pretenden con el waterboard, es desarrollar voluntad humana.
Buscan acostumbrar al cuerpo a un estrés inmenso y sentirse cómodos gestionando ese estrés.
No es un pasatiempo, es un aprendizaje.
¿Sabes a qué me recuerda esto?
Por supuesto, al entrenamiento.
El entrenamiento es exactamente igual que el waterboard. Cada serie somete a tu cuerpo hasta un punto en el que ya no puede más.
Y después de descansar unos segundos, vuelves a hacer otra serie.
Eso es lo que convierte al entrenamiento, en entrenamiento.
El objetivo principal del entrenamiento no es ponerte fuerte, claro que no.
El objetivo principal es que desarrolles voluntad humana y aprendas a tolerar el estrés.
Ponerte fuerte será una consecuencia indirecta, pero la esencia del entrenamiento es esa voluntad.
Cuando haces un ejercicio y llegas exhausto a la repetición número 10, pero la semana que viene consigues llegar a la 15, ¿Qué crees que ha cambiado en una semana?
¿Crees que en una semana el músculo se ha hecho más grande? ¿Crees que te has puesto tan fuerte en tan solo 7 días?
Pues no, no ha pasado nada de esto.
Lo que ha pasado es que le has enseñado a tu cuerpo a convivir con ese estrés, le has enseñado que ese estrés está bien, y que tú puedes con el.
En otras palabras: voluntad humana.
¿De verdad crees que ese aprendizaje desaparecerá cuando salgas del gimnasio?
Claro que no.
El cuerpo no sabe distinguir entre el estrés que le produce quedarse sin oxigeno en los pulmones o quedarse sin oxígeno en los cuádriceps.
De la misma forma, el estrés que se produce cuando haces waterboard o cuando entrenas en el gimnasio, es el mismo que se produce cuando te despiden del trabajo, cuando tu pareja te abandona o cuando se muere un familiar.
Para el cuerpo todo es lo mismo, y reacciona de la misma manera.
Por eso, hacerte fuerte en el gimnasio o aguantar más tiempo de waterboard, es aprender a lidiar con ese estrés fuera del gimnasio o fuera de la sala de tortura.
Por tanto, el entrenamiento no va de músculos, va de voluntad. De la voluntad que deberías estar aprendiendo a construir.
Eso es lo más bonito del entrenamiento.
No son los glúteos.
No son los bíceps.
Es encontrarse cómodo, dentro de la incomodidad.
Es prepararte para lo que te espera ahí fuera.
Así que, si fuera un maestro de waterboard, te diría que te vinieras conmigo a hacer waterboard, pero como lo mío es el entrenamiento con pesas, si quieres aprender a desarrollar la voluntad mediante el trabajo de pesas, aquí abajo tienes mi propuesta: