El pasado viernes, hice un podcast hablando de la historia de Dave Brailsford, y tuve un feedback bastante positivo.
No obstante, ya sabía que gustaría porque esa historia no he sido yo el primero que la ha contado.
Y hubo al menos una persona que se dio cuenta y me escribió esto:
«Estás leyendo literal un libro, era bueno que hicieras mención. hábitos atómicos»
La verdad, desconocía que esta historia venía narrada en el libro, pero es cierto que yo escuché esta historia en una conferencia de James Clear (el autor del libro).
Para ser justos, el libro se publicó en 2018 y la charla donde yo lo escuché se publicó mucho antes.
Por eso no recordaba que esa historia estuviera también en el libro.
Sea como sea, ese comentario tenía razón, debí hacer mención a James de una forma u otra.
Pero eso también me hizo darme cuenta de una cosa y es que, por mucho que ese comentario tuviera razón, yo no soy precisamente sospechoso de no mencionar los mentores o las fuentes de donde aprendo las cosas.
De hecho tengo un episodio de mi podcast que se llama literalmente así «Mentores», donde nombro muchos de mis mentores de los cuáles aprendo a diario.
¿Qué te quiero decir con todo esto?
Que cuando hago mención a cualquiera de estas personas, nadie me escribe para decirme «muchas gracias porque gracias a ti he descubierto a X persona».
En absoluto.
La gente no lo agradece cuando lo hago, pero lo critica cuando se me pasa.
Me recuerda a la historia de un profesor de matemáticas (aviso: No recuerdo donde leí esta historia).
Un día este profesor estaba en clase con sus alumnos y empezó a escribir en la pizarra la tabla del 8.
8 x 0 = 0
8 x 1 = 8
8 x 2 = 16
8 x 3 = 24
8 x 4 = 32
8 x 5 = 43
En ese momento uno de los alumnos empezó a reírse.
El profesor se giró y le preguntó al alumno que de qué se reía.
El alumno le dijo que se había equivocado, que 8 x 5 no eran 43, sino que eran 40.
Entonces, profesor centró la mirada en toda la clase y dijo:
-¿Veis? Así es como funciona el mundo, de 6 cosas que he escrito, he acertado en 5 y he fallado en 1, pero nadie me ha hecho un elogio por las 5 que he hecho bien, sino que se han reído de la única que he hecho mal.
¿Qué quiero decir con esto?
No lo sé, la verdad.
Solo quería aprovechar este podcast para darle el crédito que debí haberle dado a James Clear y para reivindicar que yo casi siempre doy crédito a quien se le debe el crédito.
Además, hacerlo me parece una estrategia inteligente.
Mira lo que hizo Moisés.
Subió al monte Sinaí y bajó con los 10 mandamientos que le había dado Dios.
No eran suyos, eran de Dios.
Imagínate que en lugar de ser Dios quien le da los mandamientos, sale Moisés de su habitación y dice:
-Estás son las 10 cosas que van a regir la humanidad a partir de ahora.
No le hubiera hecho caso nadie.
Por eso me gusta decir de donde aprendo las cosas, porque de alguna forma, eso también me da autoridad.
Y por eso, cuando sigas el contenido de la academia, verás que menciono a mucha gente, a gente mucho más inteligente que yo.
Porque yo me dedico a aprender, a estudiar, a leerme un libro de 3.000 páginas para dar 4 claves que tú puedes ver en un vídeo de 10 minutos.
Para eso hago yo ese trabajo de estudio, para que tú no tengas que hacerlo.
Y por eso cada cosa que aprendo que puede ayudarte a optimizar tu estilo de vida, va a la academia para que tú también la puedas aprender de una forma mucho más fácil, rápida y simple.
Y de esta forma puedas tener un plan para optimizar tu estilo de vida. Un plan que he desarrollado yo, apoyándome en todos los conocimientos que he adquirido de gente mucho más lista que yo.
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