Hace algunos años, unos americanos quisieron hacer un experimento social.
Básicamente, cogieron a un grupo de personas y les hicieron una encuesta.
Una encuesta sencilla porque solo había 2 preguntas.
La primera pregunta era cuánto estarían dispuestos a pagar por ver a su grupo de música favorito dentro de 10 años.
De media, el resultado fue que estarían dispuestos a pagar $129
La segunda pregunta era cuánto estarían dispuestos a pagar hoy por ver a su grupo favorito de hace 10 años.
En un mundo perfectamente racional, la respuesta debería de ser la misma.
Sin embargo esta pregunta se respondió de media con $80.
Una diferencia bastante significativa
¿Por qué ocurre esto?
Es fácil, es porque nuestra cabeza siempre está pendiente del futuro.
Nos gusta mucho vivir en el futuro e idealizarlo.
Por eso la gente cree que su vida será mucho mejor cuando consiga verse los abdominales.
O cuando consiga bajar de peso para la boda de su prima.
Da igual, el caso es que nos pasamos el presente idealizando el futuro.
El problema es que ninguno de nosotros tenemos una bola de cristal y no podemos saber lo que pasará ni dentro de 10 años ni dentro de 10 minutos.
Pensar en el futuro te hace creer que puedes controlar cosas que en realidad no puedes.
Por eso es mucho más realista vivir en el presente que fantasear con el futuro.
Por eso me dan igual tus abdominales.
Por eso me da igual la boda de tu prima.
Lo único que me interesa es que hoy estés en una mejor posición que ayer.
No me preocupan tus resultados, me preocupa tu trayectoria.
Para eso creé mi academia. Para ayudarte a que consigas verte mejor, sentirte mejor y rendir mejor.
Mejor de lo que estabas ayer y peor de lo que estarás mañana.
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