Hoy os voy a hablar sobre algunos alimentos que no son lo que parecen o que pretenden ser lo que no son. Estos alimentos que voy a mencionar, no significa que sean malos como tal o que sean los peores que puedes consumir ¡En absoluto!, Pero son alimentos que mucha gente confunde con saludables, porque lo dice en el envase.
Una de las reglas que siempre doy cuando alguien quiere saber si los alimentos que está comprando son saludables es que si el alimento necesita promocionarse como saludable, probablemente no lo sea ¿Por qué? Porque los alimentos que son saludables de verdad, no necesitan promocionarse ni anunciarse como saludables. Es muy raro que veáis campañas agresivas con los beneficios del brócoli o de los pistachos, sin embargo sí vemos a todas horas anuncios para comprar Danacol apelando a la salud, en este caso a que ayuda a reducir el colesterol.
El complot de la industria alimentaria
Aunque mucha gente piensa que hay un complot de la industria alimentaria en nuestra contra para envenenarnos y enriquecerse ellos en el proceso, yo no estoy del todo de acuerdo. No creo que la solución para reducir índices de sobrepeso, obesidad o cualquier otra patología relacionada con la mala alimentación sea persuadir a la industria alimentaria para que sea honesta o para que renuncie a sus beneficios en favor de tu salud. Porque no lo van a hacer.
En lugar de eso, creo que hay apelar a la conciencia y a la capacidad de compra del consumidor, como en cualquier otro mercado. Si tú vas a comprarte una televisión, y ves un letrero en la tienda que te dice que el precio allí es el más bajo, nadie nos lo creemos, porque sabemos que si miramos por Internet, como poco encontraremos el mismo modelo al mismo precio, y seguramente más barato. Y luego cuando hablamos con el vendedor, sabemos que por muy honesto que sea, su objetivo es vender. Puede que si ve que no necesitas un modelo muy grande, trate de convencerte para que te lleves el pequeño que se ajusta mejor a tus necesidades, pero él quiere que salgas de la tienda con algo. Y de eso no nos extrañamos. Pues lo mismo ocurre con la industria alimentaria.
Igual que cuando vamos a la tienda de las televisiones y el chico nos dice que ese modelo es el mejor, nosotros somos un poco excépticos y sabemos que por muy bueno que sea, siempre va a ser un poco peor de lo que nos lo está pintando, con los alimentos debería de ocurrir igual. No porque salga anunciado en la televisión, en el descanso de Saber Vivir (si es que ese programa sigue en antena), o porque lo anuncie alguna famosa, o porque en la etiqueta te diga «50% menos de grasa», no por eso hay que ir con una venda en los ojos y llevárnoslo a casa. Tenemos que tener un cierto excepticismo y pensar por nosotros mismos, aunque sé que es algo complicado, porque durante el día tenemos 100.000 estímulos que nos dicen que algo es bueno o que algo es malo, y a veces resulta difícil pensar con claridad.
Por ejemplo, la semana pasada hablábamos del índice glucémico, y el sentido común, te dice que una patata es un buen alimento (a no ser que las comas fritas y de bolsa), pero de repente, te llega alguien y te dice que la patata tiene un alto indice glucémico y que los alimentos que tienen un alto índice glucémico son malos. Pues entonces ya la patata la ves con otros ojos aunque tu sentido común te indique lo contrario. No es un complot de la industria alimentaria, es una falta de sentido crítico del consumidor.
Por eso, hoy voy a enumerar algunos alimentos que mucha gente piensa que son saludables y que los compran creyendo que están cuidando de su cuerpo, ya sea porque lo anuncia una chica mona en la televisión, ya sea porque lo anuncia alguna famosa, o ya sea porque el pescadero de la esquina nos ha dicho que es muy sano.
1 Los Yogures
Los yogures son un clásico de la alimentación y realmente, son un alimento que sí que recomiendo. El problema, es que en el supermercado hay 100.000 variedades: Los griegos, los desnatados, los normales, los sin azúcar, los con azúcar, los que llevan frutas, los líquidos, los que tienen bífidus… Y por norma general, lo que ocurre con los yogures principalmente con frutas, es que en el envase te pintan una fruta muy jugosa y piensas que realmente es algo sano. Si lleva fruta, cómo no puede serlo. Y entonces ya estás en esa predisposición para llevártelo a casa, simplemente porque aparenta ser saludable.
Pero el dibujo del envase no nos está diciendo nada, es como el vendedor de televisiones, está ahí para vender, lo que tienes que hacer es leer la etiqueta y aquí es donde te vas a sorprender, porque la inmensa mayoría, sobre todo si tiene fruta, va a llevar una gran cantidad de azúcar ya sea en forma de azúcar como tal, o fructosa, dextrosa, maltodextrina, o jarabe de alguna cosa. Así que este es un ejemplo de cómo un buen alimento como es el yogur, se hace bastante mala elección cuando se coge el incorrecto.
Para conseguir un yogur en condiciones, deberías buscar uno que llevara básicamente leche, proteínas de la leche y fermentos lácticos, y luego si lo coges edulcorado pues algún edulcorante, y ya está. Pero no porque ponga 0% significa inmediatamente que es algo bueno.
2 Pechuga de pavo en fiambre
No entiendo por qué, la gente que se pone a dieta, lo primero que hace es comprar estos blister de pechuga de pavo que si lees lo que pone, tienes un 50-60% de carne de pavo, aunque seguramente habrá algunas marcas que tengan más, pero lo normal es que vaya por ahí, y luego una retaíla de nombres: Dextrosa, estabilizantes, proteína de soja, fécula de patata… Un montón de cosas que no sabes ni lo que son. Entonces, esta es otra prueba de que porque ponga pavo en la etiqueta y sea rosa, no significa que sea bueno para ti.
De hecho, este alimento no se lo recomiendo a nadie en ningún plan de alimentación que hago. También es verdad, que no te va a pasar nada por comerlo alguna vez si es que te gusta, pero es que lo curioso, es que este suele ser uno de los alimentos que la gente más utiliza cuando está a dieta, pero que a la vez, es de los que más malos están. O al menos a mi no me gusta nada. Y además, que hay casi la mitad del producto que no sabes lo que es. Igual que hablábamos la semana pasada de las tortitas de arroz, que eran un 98-99% arroz, y solo dejabas un 1% de margen al azar, aquí estás dejando casi la mitad de lo que comes. Y además, me atrevo a pensar que ese 50-60% de carne, tampoco va a ser de la mejor calidad.
Así que, yo no recomiendo este producto, y si quieres comer algún embutido por conveniencia, porque son fáciles de tomar y de transportar, te recomiendo o bien lomo embuchado, o bien jamón serrano ya que ambos tienen muy buena cantidad de proteínas y aunque es cierto que tienen más grasa, creo que ya se nos ha pasado la fiebre de buscar todo sin grasa, porque la grasa es un macronutriente esencial. Y además, con esos alimentos por lo menos sabes lo que tomas, tanto el lomo como el jamón suelen tener 2-3 ingredientes: jamón sal, a veces algo de dextrosa sí, pero es una cantidad ridícula, así que los recomiendo mucho más que la pechuga de pavo.
3 Bebidas vegetales
No me voy a entretener mucho en este punto ya que lo comenté más en profundidad en el episodio donde hablé de la leche de vaca vs las bebidas vegetales. Y realmente, no tengo nada en contra de las bebidas vegetales, pero las que normalemente se venden en los supermercados más comerciales, son básicamente agua azucarada con un ligero regusto a almendras o a avena o a lo que sea.
Seguramente, si buscas en alguna tienda especializada, encuentres alguna marca mucho mejor, pero quitando la leche de soja que es una materia prima relativamente barata, si encuentras una leche por ejemplo de almendras que esté hecha a base de almendras (que no se si se comercializará), te costaría bastante dinero porque la almendra es una materia prima cara. Por eso, en las leches de almendra convencionales que venden en todos los supermercados solo hay un pequeño porcentaje de almendras. Así que es otro alimento que no recomiendo y si quieres saber más detalles de por qué, te remito al episodio de la leche.
4 Galletas integrales
Por muchos anuncios que hagan diciendo lo fácil que se digieren, lo bien que sientan y que liberan energía de forma sostenida, ningún alimento que lleve el nombre “galleta” es saludable. Cualquier galleta, por muy integral, por muy verde o por muy rosa que sea la caja va a estar llena de ingredientes que no vas a tener ni idea de lo que son. Así que ningún tipo de galleta va a formar parte de un plan de alimentación saludable, ni aunque se llamen digestive, ni aunque sean light, ni aunque no lleven azúcares. Destierra todo lo que lleve el nombre de galleta y ya me lo agradecerás más tarde.
5 Barritas y bebidas energéticas
Estos productos se comercializan para deportistas y aunque pueden tener un fin, en según qué casos y para utilizarse en deportes muy demandantes, mucha gente que trabaja en oficinas los utiliza como almuerzo o como merienda para llevar en el bolso porque son muy cómodas y realmente, esto es lo último que necesita la población general.
A la población general le sobra energía. Comemos muchísimo y no hacemos nada de deporte por lo que energía nos sobra, no necesitamos más. Y es más, incluso he visto a gente utilizar bebidas energéticas entrenando en el gimnasio, lo cual es totalmente absurdo, sobre todo viendo la intensidad de los entrenamientos. Pero independientemente de la intensidad, para un entreno de pesas, es totalmente innecesario utilizar bebidas energéticas. Si escuchásteis el episodio de los sistemas energéticos, sabréis por qué.
Las bebidas energéticas no están diseñadas para cubrir una sesión de pesas, están hechas para deportes y condiciones mucho más extremas. De hecho, el Gatorade que todos conocemos, nació para servir de recuperación al equipo de los Florida Gators, pero claro, ahí tiene su sentido. Son un equipo de atletas, trabajando a la más alta capacidad de trabajo, al sol a 40 grados, seguramente en múltiples sesiones diarias y con un casco y unas protecciones que no te deben dejar ni de respirar. Es lógico pensar que una bebida a base de electrolitos y carbohidratos te pueda beneficiar. Pero al oficinista que está en su descanso para comer o a la persona que va al gimnasio a levantar pesas 1 hora al día con su aire acondicionado en verano y su calefacción en invierno, pues no le hace falta.
Además, en estos productos hay un elemento psicológico curioso, porque cuando vemos “para deportistas” en la etiqueta, y nosotros nos hemos apuntado antes de ayer al gimnasio, nos identificamos con el producto porque ya nos consideramos deportistas, y pensamos que ese producto se ha diseñado específicamente para nosotros. Pero eso no funciona así.
6 Zumos de frutas
Esto sí que es meterse un chute de azúcar prácticamente en vena. Y no solo los zumos envasados, ni si quiera recomiendo los zumos naturales que te exprimes tú en casa, y eso que siempre recomiendo la fruta. Pero cuando la exprimes, lo que estás haciendo es quitarle todos los nutrientes, toda la fibra y beberte solo el azúcar. Es como que la naturaleza nos da una porción perfecta, cargada de beneficios, y nosotros le quitamos lo “bueno” y nos bebemos lo “malo”.
Y no solo eso, sino que al quitarle esos nutrientes principalmente la fibra, no sabemos cuando estamos saciados y podemos bebernos un litro de zumo de un trago practicamente, porque encima está buenísimo. Y es que, por ejemplo, es raro que te comas 3 naranjas en una comida sin saciarte antes, pero si esas 3 naranjas te las exprimes, te lo bebes de un trago y te quedas incluso con más hambre.
Así que, no compres zumos y especialmente si estás buscando bajar de peso, porque en ese caso ya sabéis que no recomiendo beber ningún tipo de calorías, ni de zumos, ni de leche, ni de otros brebajes. El agua es lo mejor, y café o té si es que te gustan, pero nada más.
7 Margarina
No podía terminar un episodio sobre alimentos que no son lo que parecen, sin hablar de la margarina, porque la margarina es posible que sea el primer producto sintético que se haya fabricado nunca, en un intento de reemplazar a la mantequilla. Y fue una estrategia de marketing redonda, porque fue crear lo mismo que la mantequilla, pero sin los ingredientes “malos” de la mantequilla como el colesterol y las grasas saturadas y encima los podían sustituir por ingredientes «buenos» como las grasas poli-insaturadas y vitaminas ilimitadas. Por lo que no solo era un sustituto de la mantequilla, sino que era mejor.
Aunque la margarina no se puede encontrar en la naturaleza, los científicos encontraron un modo ingenioso de hacer las grasas vegetales sólidas a temperatura ambiente, porque de forma natural son líquidas, pero con hidrógeno pues se podía engañar a la naturaleza y así es como se crean las grasas trans, que es lo que tiene la margarina. Y yo aunque tampoco soy muy fan de la mantequilla, porque no la suelo utilizar, al menos es un producto “de procedencia natural”, no es como la margarina, que es una creación totalmente artificial. Es el Frankestein de los alimentos y por eso no te la recomiendo en absoluto.
Estos son los alimentos que pretenden ser lo que no son, y digo otra vez, ninguno de estos alimentos te va a matar, no hay que ser alarmistas, ni talibanes en ese sentido. Pero si buscas armar tu plan de alimentación saludable, no deberían formar parte de él de forma habitual.
Así que espero que os haya servido de ayuda, que no tengáis más dudas cuando vayáis al super y si se os ocurre algún otro alimento de estos enmascarados, pues dejadlo por aquí abajo en los comentarios, en un comentario de Ivoox, y no olvideis dejar vuestra valoración de 5 estrellas en Itunes. Si queréis contactar conmigo para cualquier cosa podéis hacerlo aquí.