Hay una estadística que dice que cuando una persona se pone a dieta, tiene un 83% de probabilidades de que acabe fracasando.
No es extraño que esto ocurra, al fin y al cabo todos conocemos a alguien que pasa su vida de dieta en dieta.
Es irónico porque son las personas que más falta les hace optimizar su dieta, pero al mismo tiempo son los que pasan toda su vida a dieta (según ellos, claro).
El tema está en que este fracaso continuo con la dieta no es algo sorprendente.
De hecho, es algo bastante esperable y en concreto hay 3 señales de alerta para que puedas apostar casi con total seguridad, que tus esfuerzos con tu dieta van a fracasar.
La primera señal es cuando quieres empezar una dieta nueva mirando con la misma perspectiva con la que terminaste la última.
Albert Einstein decía que no se podía resolver un problema desde el mismo nivel en el que se creó.
Por eso, si alguna vez has hecho alguna dieta y no te ha funcionado, debes analizar por qué no te ha funcionado y que es lo que deberías hacer (o evitar) para que la próxima vez el resultado sea diferente.
Pero si solo maquillas un poco lo que hiciste la última vez, el resultado será el mismo que fue la última vez.
La segunda señal de alerta es demonizar alimentos o grupos de alimentos.
Cuando empiezas a etiquetar a los alimentos como buenos y malos, ya estás fracasando.
Principalmente porque seguro que muchos de esos alimentos que acabas de calificar como «malos» sean los que más te gustan.
Y cuando los calificas como «malos», eso te hace desearlos aún más porque no quieres renunciar a ellos.
Lo mismo ocurre con el gluten, con la leche, con los carbohidratos, con cualquier cosa.
Y la última señal que predice tu fracaso con la dieta, es tener una dependencia abusiva de los suplementos.
Cada vez más se hace más complicado encontrar a alguien que no tome suplementos, que alguien que sí que los tome.
Esto en principio no es un problema, pero cuando esos suplementos asumen un papel principal en tu dieta, date por jodido.
Me da igual el eslogan que te hayan vendido.
Me da igual que ese batido tenga «todo lo que tu cuerpo necesita».
A menos que seas un astronauta, no necesitas alimentarte a base de comida en polvo.
Sea como sea, llevar una alimentación equilibrada que te permita perder grasa corporal, verte mejor frente al espejo y mejorar mucho tu forma física, no es algo tan difícil cuando entiendes cómo diseñar un plan de alimentación.
Sería absurdo querer controlar tu alimentación sin un plan igual que sería absurdo intentar atracar un banco sin tener un plan.
Por eso la planificación es fundamental y por eso es lo primero que se hace dentro de la academia.
Entiendes los conceptos básicos y mediante el planificador nutricional te diseñas tu propio plan de alimentación, mucho más optimizado y apetecible que el que te daría cualquier nutricionista.
Eso sí que te lo puedo garantizar.
Así que si quieres dejar de hacer el indio con las dietas, mi propuesta es que te diseñes la tuya propia.
¿Dónde?
Aquí abajo: