208. Consejos para los que entrenan a primera hora

Si perteneces al club de las 7 (de las 7 de la mañana), esto de lo que voy a hablar te interesa, porque voy a dar algunos consejos para todos aquellos que entrenáis a primera hora de la mañana.

Como veterano en este tipo de entrenamientos tan mañaneros, he ido acumulando cierta experiencia que compartiré contigo hoy. Y aunque entrenar a primera hora no es lo mejor desde el punto de vista del rendimiento deportivo como ya vimos anteriormente, tiene algunas ventajas.

Ventajas de entrenar a primera hora de la mañana

No hay prácticamente gente en el gimnasio

¡Estás casi solo! Y esto realmente se agradece mucho sobre todo si vienes de entrenar por la tarde en hora punta. Tener el gimnasio para ti te da mucha libertad para hacer otro tipo de entrenamientos y sentirte menos agobiado.

Siempre encontrarás a la misma gente

Si entrenas en otros momentos del día estarás acostumbrado a ver mucha rotación en la gente. Normalmente siempre ves alguna persona que no has visto nunca por allí.

Por supuesto, esto no es nada malo, pero al haber tanta rotación es más difícil hacer piña y crear una cierta «comunidad».

Por otro lado, a primera hora de la mañana verás que las personas que van son siempre las mismas. No suele haber gente nueva porque no hay mucha gente que se atreva a experimentar a esas horas.

Esto es algo bueno porque te hace conectar mejor con esa gente. Formáis una relación más estrecha y eso te hace sentirte más cómodo, cosa que siempre se agradece.

Te sientes como si te fueras a comer el mundo

La gente no suele entrenar a esas horas porque salir de la cama les produce mucho dolor. Y lo entiendo, hace frío, es de noche y en la cama se está muy a gusto. Sin embargo, eso nos ocurre a todos.

El mismo frío que tienes tú lo tengo yo, y el mismo sueño que tienes tú lo tengo yo, la diferencia es que tú piensas en el dolor que supone salir ahora de la cama y yo pienso en lo bien que me sentiré una vez que termine de entrenar.

Porque cuando sales de entrenar, sales que parece que te vas a comer el mundo. Sales muy enérgico y muy activado. Listo para enfrentar el día. Por supuesto, para que esto ocurra tienes que tener un programa de entrenamiento adecuado, pero ese es otro tema. El caso es que cuando salgas por la puerta del gimnasio estarás en una mucho mejor posición de la que entraste.

Te lo quitas de encima

Una de las mejores cosas que tiene entrenar a primera hora de la mañana es que ya te lo dejas hecho. Ya no hay opción de que te distraigas, no hay opción de que te salgan imprevistos. Has conseguido una de las cosas que más le cuesta a la gente mucho antes incluso de que ellos se levanten. Es una auténtica victoria y un masaje para el ego.

Así que, si te lo estás pensando, yo te animo a probar la experiencia de entrenar a primera hora de la mañana y comprobar qué tal te sienta. Y si te has convencido a probar, voy a darte algunos consejos para optimizar tus entrenamientos matutinos.

El descanso es crucial

Esto siempre es así, pero especialmente si entrenas a primera hora de la mañana necesitas asegurar un buen descanso nocturno. No puedes tontear con esto.

El descanso siempre es importante, pero si encima le vas a arañar tiempo al despertador para levantarte antes y encima para hacer actividad física, el descanso tiene que ser una auténtica prioridad.

De hecho, a todos los que entrenan a primera hora de la mañana siempre les «obligo» a mirar el curso para optimizar el sueño y el descanso porque aquí ya no hay más opción que mimar mucho tu descanso.

Tu comida pre entreno es la cena del día anterior

Si entrenas a primera hora de la mañana, la energía principal que vas a obtener va a venir de la cena que hayas hecho el día de antes. Y obviamente, esta cena tienen que ir en línea con tus calorías o con las porciones que necesites. Es decir no se trata de comer conforme estés comiendo ahora, y encima de eso meter una cena copiosa, especialmente si quieres perder peso porque no estoy diciendo eso.

Pero lo que si digo es que no puedes entrenar a primera hora de la mañana y tenerle miedo a los carbohidratos por la noche por ejemplo. Porque tampoco es que vaya a ser un drama si metes carbohidratos en otro momento del día, pero si ya entrenar a primera hora va a tener una bajada de rendimiento, si encima no tienes suficiente glucógeno muscular, el rendimiento va a ser más pobre aún.

Aunque todo dependerá también del tipo de entrenamiento que vayas a hacer, pero en general, debes hacer una buena cena, ni ponerte como un vikingo, ni comer un sobre de ensalada con una manzana.

Y evidentemente, si por la noche vas a comer más, lo ideal sería que también cenaras un pelín antes para no irte a la cama recién cenado. O simplemente hacer un brisk walk después de cenar como ya comenté en otro episodio y luego ¡Al sobre!

No vayas a entrenar en ayunas

Está muy bien para los followers de los ayunos intermitentes y para la gente que quiere hacer del fitness una secta. Y también está muy bien si quieres entrenar a medio gas o hacer entrenamientos de muy bajo volumen, o de bajo volumen en general.

Pero si quieres tener un buen rendimiento, no entrenes en ayunas. No hay ningún beneficio de entrenar en ayunas y lo único que hay son reducciones del rendimiento deportivo. Ya está. No hay nada de mágico.

Desayuna ligero

Si no deberías ir a entrenar en ayunas, la siguiente pregunta es obvia, ¿Qué comer? Porque no sé por qué el desayuno es la comida que más descoloca a la gente.

Todo lo que no sea leche, galletas, bollería, cereales y cosas así, lo ven como comida de extraterrestres a esas horas de la mañana. Pero lo cierto es que hay muchas opciones, y dentro de esas opciones yo recomiendo buscar alimentos que se digieran rápido (ya que no quieres ir hinchado a entrenar), como por ejemplo un batido de proteínas con una fruta o algo así.

Un desayuno que yo uso mucho es simplemente mezclar en un bol harina de arroz y proteína en polvo, le echo agua caliente y eso se queda como una pasta que tiene el sabor de la proteína (por lo que está buena) y si ya le echas algún tipo de semillas, o algo de fruta o cualquier otro topping del estilo, se te queda un desayuno espectacular.

Hidrátate bien

No vayas a entrenar deshidratado, incluso puedes añadir algo de sal en el agua o en el desayuno (aquí te explico por qué no debes tenerle miedo al sodio y por qué el sodio de hecho es un aliado y no un enemigo).

Tómate tu tiempo para calentar

Especialmente en invierno te va a llevar más tiempo estar preparado para entrenar, por lo que el calentamiento se va a alargar más porque no vas a estar coordinado, vas a tener peor movilidad, no vas a sentirte con fuerza para tirar directamente, así que tómatelo con calma.

Prepárate todo la noche anterior

Tu ropa preparada, tus zapatillas preparadas, la mochila preparada ¡Todo! Y evidentemente dentro de «todo» también incluyo el programa de entrenamiento. Ir al gimnasio a especular nunca es una buena idea pero especialmente a primera hora de la mañana.

Por último, si nunca antes has entrenado a primera hora, te aconsejo que empieces despacio. Hazlo poco a poco. Quizás puedas empezar con un par de días semanales y luego cuando te acostumbres subir a 3 (que es lo mínimo que suelo recomendar), pero no intentes hacer un cambio brusco en tus horarios, porque como dice mi madre, salidas de caballo, paradas de burro.


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