Quiero responder una pregunta que he recibido recientemente. Es algo que veo mucho en el ámbito de las dietas y la nutrición.
Esta es la pregunta:
Yo solía comer limpio y mantenía un déficit calórico. Por alguna extraña razón, estoy teniendo una ansiedad extrema por dulces estos días y siempre cedo. Luego, mi cabeza me dice, «bueno, ya que lo has estropeado, ¿Por qué no comer también esto o lo otro?» Y me como todas las guarrerías que veo. Quiero dejar estos hábitos y tener un estilo de vida saludable.
El problema de esta pregunta, es la manera en la que etiquetas la comida.
Etiquetando los alimentos como limpios o saludables y otros como sucios o no-saludables, hace que crees una mentalidad de bueno y malo hacia la comida. Y hacer esto es una receta perfecta para el fracaso.
Primero, porque cuanto más restrinjas las cosas que más te gustan, más te aumentará la ansiedad por esos alimentos. Segundo, porque estas etiquetas de limpio, saludable, sucio o no saludable acaban vinculadas a tu autoestima. Cuando estás comiendo alimentos que tú consideras saludables, te ves a ti mismo como bueno, disciplinado, y alguien que puede adherirse a su dieta, y cuando comes alimentos que has categorizado como no saludables, entonces te ves como una mala persona, indisciplinada y alguien que es incapaz de adherirse a su alimentación. Ese problema ocurre porque las personas tenemos tendencia hacia el sesgo de la negatividad.
Según la Wikipedia:
El sesgo de negatividad o efecto negativo se refiere al concepto que en grados de la misma intensidad, las cosas de naturaleza negativa (pensamientos desagradables, emociones, interacciones sociales o eventos traumáticos) tienen un peso mayor en los estados y procesos psicológicos de las personas que las cosas neutrales o positivas. Es decir, algo muy positivo normalmente tendrá menos impacto en el comportamiento y en pensamiento de las personas que algo igualmente emocional pero negativo.
Por eso, comes bien durante toda la semana, pero un mal día con tu dieta tiene más impacto que toda la semana. Incluso de forma racional, puedes saber que un mal día con tu dieta no tendrá demasiado impacto en tu progreso, pero a pesar de eso no puedes dejar de pensar en ese mal día o esa mala comida.
Así que dices: «Dios, he arruinado mi dieta así que ya qué más da? seguiré comiendo de esta manera.«
Y ahora te sientes mal porque te comiste todos estos “malos” alimentos y eres una mala persona que no puede ceñirse a su dieta. Después te prometes a ti mismo que en cuanto llegue el lunes vas a ser bueno otra vez y no te vas a comer estas malas comidas.
Pero unos días más tarde, estás en esa misma situación. Has creado un círculo vicioso que solamente consolida el pensamiento de que eres malo, indisciplinado y alguien incapaz de conseguir nada.
Pero el problema no eres tú, el problema es la etiqueta.
Así que voy a mostrarte algo que puede ayudarte. Yo lo llamo la teoría de las 2 cestas.
La teoría de las 2 cestas
Imagina que tienes 2 cestas. Una cesta la llamas “más óptima” y a la otra cesta la llamas “menos óptima”.
En la cesta más óptima metes todas los los alimentos que todos sabemos que son más óptimos para tus objetivos, porque son más bajos en calorías, más saciantes y te proveen de más vitaminas, nutrientes y fibra.
En la cesta menos óptima metes todos esos alimentos que son menos óptimos para tus objetivos porque son muy altos en calorías, no son tan saciantes y proveen menos nutrientes, pero mentalmente te van muy bien porque saben genial y los disfrutas.
Esto funciona muy bien porque puedes diferenciar cada una perfectamente. Así que, si sales a comer fuera y has tenido una comida que ha sido menos óptima, simplemente añades esa comida a tu cesta menos óptima y después te aseguras de que tu siguiente comida contenga alimentos que puedas meter en la cesta más óptima.
Por ejemplo: «Ok, he comido pizza este medio día, y no hay ningún problema porque me aseguraré de que mi cena contenga mucha verdura y proteína magra.»
Otro ejemplo: Si has llevado tu alimentación de forma fantástica durante la semana y sabes que vas a salir ese fin de semana, no vas a estresarte porque sabes que tu cesta más óptima está muy llena y te puedes permitir disfrutar durante el fin de semana de algunos alimentos menos óptimos que aumenten un poco la cesta menos óptima.
El último ejemplo: Si te has pasado un poco durante el fin de semana con la alimentación, en lugar de volverte loco por ello, puedes comprender que tu cesta menos óptima ya está llena, así que durante la siguiente semana vas a prestar especial atención para llenar tu cesta más óptima.
Usar la teoría de las 2 cestas como truco mental, funciona muy bien por 3 razones:
- Dejas de ver los alimentos como buenos o malos y en lugar de eso los ves como más optimos o menos optimos. Las palabras importan, y más o menos optimo es menos intimidante que bueno o malo. No es lo mismo decir, este alimento es malo para mí, que decir, este alimento es menos óptimo para mi.
- Es un buen recordatorio de la responsabilidad. Vale, has comido fatal durante todo el día, ahora deja de marear y vuelve a la normalidad con tu dieta y tus objetivos y cómete las malditas verduras.
- Reduce la mentalidad de todo o nada con tu alimentación. Esta es la mejor parte de la teoría de las 2 cestas, porque si comes más alimentos menos óptimos durante un día, siempre puedes solucionarlo comiendo más alimentos óptimos el día siguiente. Saber que puedes hacer esto, reduce muchísimo la mentalidad del todo o nada.
Dale una oportunidad a la teoría de las 2 cestas y cuéntame qué tal te va.
Autor: Aadam