La presión social… Esa sensación que te anula cuando estás en grupo y te impide tomar las decisiones que si estuvieras solo sí que tomarías ¿Qué se puede hacer ante esto? Bueno pues de eso es de lo que vamos a hablar hoy.
La presión social… Existe
La gente cuando estamos en grupo nos comportamos de una forma diferente, porque nos dejamos llevar por el entorno.
Piensa en la afición de un equipo de fútbol en un estadio, la gente se deja llevar por comportamientos incluso salvajes simplemente por el entorno que tiene.
Esto se replica en cualquier grupo y cuanto más grande sea el grupo, más fuerte será esa presión social y más difícil será tomar tus propias decisiones.
Pero en el mundo del fitness, la mayor presión social que se aguanta, es en torno a la comida. Con tantos eventos y reuniones familiares, tomar una serie de decisiones con respecto a tu alimentación te pone en el punto de mira. Pero ¿Por qué?
¿Por qué te meten presión?
Lo primero que debes tener claro, es que con cada decisión que tomas estás fijando un precedente y ese precedente es lo que esperan los demás de ti.
Por eso, si llevas toda la vida bebiendo alcohol en las fiestas, cuando un día no bebes la gente se extraña e incluso se siente algo incómoda porque no espera esa reacción tuya.
Así que, lo primero que debes hacer es asumir la responsabilidad de las decisiones que has tomado hasta ahora. Esa es la razón de que siempre diga que el primer paso para cambiar (tu físico, tu estilo de vida o cualquier otra cosa), es aceptar tu posición actual. Esa posición no tiene por qué gustarte necesariamente, pero acepta que estás así por las decisiones que has tomado en estos últimos años y comprende que el mundo espera que sigas tomando esas decisiones.
Además, siempre que tomas una decisión que se escapa de la norma, generalmente va a ser para mejorar en algún aspecto de tu vida (bajar de peso, dejar de fumar, de beber…). Es decir, quieres mejorar y por tanto, vas a destacar.
El problema es que la gente no quiere verte destacar porque eso implica que ellos no lo están haciendo. Al final, la presión social es como el comunismo, te quieren igualar por abajo.
Por eso la gente va a comentar tus elecciones nutricionales, porque en el fondo se siente mal con las suyas.
Aprende a decir que «No»
Decir que no es la mejor habilidad que podrás aprender nunca y confieso que es algo que cuesta trabajo, pero como cualquier habilidad, cuanto más la repitas, más natural te saldrá.
El problema es que mucha gente tiene miedo a decir que no porque no quiere caer mal, no quiere ofender a alguien que le ofrece un trozo de tarta. Sin embargo, este pensamiento es absurdo porque si piensas a la inversa y eres tú quien le ofrece un pedazo de tarta a otra persona y esa persona te dice «no, gracias» ¿Te ofenderías?
Entonces ¿Por qué crees que si quien dice «no» eres tú, la otra persona si que se va a ofender?
No tiene ningún sentido, y en el caso de que alguien se ofenda porque rechaces algo que te ofrece, el problema lo tiene esa persona, no tú.
Eso si, a la hora de decir que no, te aconsejo que no mientas. Reconozco que mentir es en ocasiones la manera más sencilla de no abrir un debate que te coloque en el centro de todo. Te inventas una excusa y ya está. Por ejemplo si no quieres beber alcohol, dices que estás tomando antibióticos. No lo hagas.
Intenta honrar tus decisiones. No las maquilles ni las escondas. No hace falta que des explicaciones de por qué haces o no haces las cosas, por supuesto que no. Pero si decides hacerlo, no mientas, porque si no mientes y tienes claro por qué haces las cosas, con el tiempo lograrás desvincular esas decisiones con las reacciones de la gente.
Además, la gente respeta a la gente con principios, así que no tengas miedo a mostrar los tuyos. La presión social siempre ha existido, existe y existirá, pero nuestros principios son los que determinan quienes somos. No sacrifiques esos principios por pertenecer a ningún grupo.