Llegas a casa. Ha sido un día largo y complicado y lo último que te apetece es ir a entrenar. ¿Qué es lo que deberías hacer? Bueno pues hoy voy a contarte mis «secretos» para afrontar el entrenamiento cuando estoy agotado.
Lo primero de todo, antes de qué hacer cuando estás en el gimnasio, tienes que valorar ciertas cosas que te lleven a estar en el gimnasio en primer lugar porque el problema principal que tiene la gente, es que ni siquiera llega a pisar el gimnasio.
Cuando está bien saltarse un entrenamiento
Es necesario que aprendas a diferenciar entre un agotamiento puntual o algo repetitivo. Si no te pasa nunca o es algo muy raro, probablemente la solución pase por no ir a entrenar.
Al final, tú cuando vas a un entrenamiento tienes que ir en busca de un aumento del rendimiento. Si hoy no es el día, no es el día. No pasa nada.
El problema viene cuando hoy no es el día, pero mañana tampoco, pero pasado tampoco… Es decir, cuando se hace una constante. Aquí realmente puedes hacer 2 cosas:
- Si ves que es algo recurrente y que a ciertas horas estás muy agotado y no te apetece ir a entrenar, cambia la hora de entreno. Yo soy partidario de primera hora de la mañana porque no te ha dado tiempo a cansarte y no tienes otros compromisos que te puedan impedir ir al gimnasio.
- Si no puedes o quieres cambiar la hora, tienes que hacer un ejercicio de reflexión. Es decir, es normal que no te apetezca ir a entrenar. El ser humano está diseñado para solamente 2 cosas (evitar el dolor y buscar el placer). Por lo que hacer un entrenamiento (especialmente de piernas) que va a doler, es lo último que quieres, sobre todo al final del día cuando has depletado tu fuerza de voluntad.
La fuerza de voluntad
La fuerza de voluntad es un recurso muy abstracto pero que básicamente nos permite tomar buenas decisiones. Esta fuerza de voluntad se va agotando conforme vamos tomando decisiones y por eso es muy normal que a última hora del día, cuando llevamos toda la jornada tomando decisiones, y por tanto nuestra fuerza de voluntad está ya mermada, es complicado seguir tomando decisiones acertadas como ir al gimnasio a entrenar.
Así que es normal que no quieras ir. Pero dentro de que es normal, tienes que encontrar una forma de ir, porque de no ser así, caerías en lo que hace casi todo el mundo: Matricularse en un gimnasio al que nunca va.
Aquí está mi truco:
A menudo la gente no queremos ir al gimnasio porque sabemos todo el dolor que nos espera. Y al mismo tiempo, la parte más complicada de un entrenamiento es llegar al gimnasio.
Así que a mis clientes les digo:
Ok, estás cansado, lo entiendo, así que lo único que te voy a pedir es que vayas al gimnasio a hacer el calentamiento.
Y si después de hacer el calentamiento te quieres ir a tu casa, vete con la conciencia tranquila, que no pasa nada.
Y cuando una «voz autorizada» como es tu entrenador, te dice que no pasa nada si te vas a tu casa después de calentar y sabes que el calentamiento es algo muy fácil de hacer. De repente, la montaña que tenías delante ya no es una montaña, ya es un escalón.
Y dirás bueno, pero si esa persona solo calienta y se va a su casa tampoco hemos solucionado mucho. Ya, pero lo curioso es que nadie se va.
Porque cuando tú estás en tu casa pensando en el entrenamiento que tienes por delante y que no te apetece, es un estado de ánimo muy diferente a cuando estás en el gimnasio, has subido tu temperatura corporal y estás con la ropa de entrenar puesta, en el momento y en el lugar para entrenar.
Y tengo que decir que al usar este truco todavía nadie se ha ido a su casa, todos han entrenado.
Porque además, hay que entender una cosa, la gente se arrepiente de los entrenamientos que no han hecho. Por eso si hoy no voy a entrenar, mañana me arrepiento de no haber ido, pero nadie se arrepiente de los entrenamientos que sí han hecho. Es decir, una vez que has terminado de entrenar, no te arrepientes de haberlo hecho. Al contrario, te sientes muy bien y satisfecho con el trabajo que has hecho.
Esto significa que cuando facilitas el empezar a entrenar, la gente no se va a su casa.
Por darte un par de puntos más a tener en cuenta, te diría lo siguiente:
Calienta durante más tiempo
Si estás muy cansado probablemente tengas que extender un poco más el calentamiento. Porque si efectivamente has tenido un mal día y estás muy cansado, es incluso más necesario que te tomes el calentamiento muy en serio, porque un despiste entrenando te puede causar una lesión sobre todo cuando estamos con la batería baja.
Elimina técnicas de alta intensidad
Tiene sentido que si vas al gimnasio agotado, no hagas nada que pueda drenar más aún tu energía. Por eso, las técnicas como las dropsets, finishers, clusters y otras técnicas de alta intensidad yo las dejaría fuera en estos días que son más delicados.
No seas un esclavo del diario de entrenamiento
El diario de entrenamiento es una herramienta brutal para poder progresar en tus entrenamientos. El problema es que no tiene en cuenta tu situación actual, solo registra lo que hiciste en el pasado, pero no lo que te pasa ahora.
Por eso, si intentas batir un récord el día que no estás preparado para batir un récord, puedes tener un problema muy grave.
Un problema que además, es innecesario si tenemos en cuenta que nuestro objetivo cuando vamos a entrenar es poner a los músculos a trabajar a su máxima capacidad de trabajo, pero esa máxima capacidad de trabajo es relativa a cómo te encuentras tú, tanto físicamente como mentalmente.
Esto significa que si tú das el máximo que tienes hoy, no importa que mejores o no tu diario de entrenamiento porque estarás dando igualmente la máxima intensidad que tienes disponible, y eso es lo importante.