#228 ¿El ejercicio funciona? (La respuesta te hará plantearte la pregunta)

Con el ejercicio físico ocurre una cosa muy curiosa, no funciona para todo el mundo y en este artículo te lo voy a demostrar, pero primero quiero que conozcas a Arthur.

Arthur es un militar veterano, de la sección de paracaidistas. Y tantos saltos en paracaídas hicieron añicos sus rodillas. Además, esa desmotivación le había llevado a ganar una cantidad enorme de peso corporal, lo que agravaba aún más el problema. Ahora ya ni siquiera podía andar y tenía que valerse de dos muletas para desplazarse de un lugar a otro con muchas dificultades.

Su médico le había dicho que volver a andar era complicado, así que correr era una tarea imposible. Y eso era lo que Arthur echaba más de menos: poder volver a correr.

Lógicamente, cuando tu médico te dice que es prácticamente imposible que vuelvas a correr, quizás lo más natural es simplemente aceptarlo y perder esa motivación de tratar de salir del agujero.

La trampa de la motivación

El tema de la motivación siempre me ha llamado mucho la atención porque es algo que la gente siempre trata de interponer al dejar de practicar ejercicio físico.

¡Es que he perdido la motivación…!

Pero después de haber escuchado quizás cientos de veces el tema de la falta de motivación, lo que he sacado en claro es que siempre existe una motivación más profunda para abandonar el ejercicio, o la dieta o lo que sea que estés haciendo.

Quizás se te ha muerto un familiar, o te ha dejado la novia, o has cambiado de trabajo… Da igual, pero siempre hay una razón más profunda para esa “falta de motivación”.

El problema de esto es que aunque estés meses o años sin hacer ejercicio físico, al final siempre acabas volviendo a intentarlo porque al fin y al cabo, todo el mundo sabe que el ejercicio físico es saludable.

Empezar a hacer ejercicio físico

Una vez que te dispones a empezar a hacer ejercicio, te das cuenta de que empezar de 0 es muy difícil, o al menos es mucho más difícil que cuando ya tienes una cierta base. Por eso hacer despegar un cohete requiere mucha más energía que mantenerlo en el aire.

Pero curiosamente, a pesar de que empezar a hacer ejercicio es la parte más difícil, es la que todos acabamos repitiendo simplemente porque queremos que algo cambie. Queremos resultados.

Ten en cuenta que si hubiera una pastilla mágica que te proporcionara un físico más musculado, un abdomen con menos grasa, un cuerpo más ágil, un glúteo más denso o un bíceps más grande y que encima te ayudara a vivir mejor y más tiempo ¿Quién no iba a tomar esa pastilla? Yo sería el primero en la cola.

Esto ocurre porque somos resultadistas.

La gente abandona el ejercicio físico porque simplemente no funciona

Si supieras con certeza que aquello que estás haciendo con respecto al ejercicio físico iba a darte 100% los resultados que buscas, nadie abandonaría nunca porque siempre existiría la certeza de conseguirlo. Sin embargo, es la incertidumbre de que, aunque sabemos que el ejercicio es muy saludable y da resultados, no podemos garantizar que lo que estoy haciendo hoy, me vaya a llevar adonde quiero estar mañana. Es más, si pudieras obtener resultados en la primera semana de gimnasio, nunca perderías esa motivación.

Pero como no eres capaz de ver esos resultados que tanto buscas, empiezas a creer que aquello que estás haciendo tampoco importa tanto. Es decir, si haciéndolo no notas una gran diferencia, si dejas de hacerlo tampoco vas a perder nada.

¿Ves cuál es el problema de fondo? Dejaste de hacer ejercicio simplemente porque el ejercicio no te funcionaba, o al menos tú creías que no te funcionaba porque esperabas una cosa que no obtuviste.

La historia de Arthur

Volviendo al tema de Arthur, en su situación hubiera sido fácil perder esa motivación y resignarse a llevar la vida que el médico le había dicho que era para él.

Sin embargo Arthur quiso algo más, e intentó ponerse en contacto con varios entrenadores para comenzar con un protocolo de ejercicio físico, hasta que uno de ellos le tomó en serio.

Así es como influyó el ejercicio físico en la vida de Arthur.

Como puedes ver en el vídeo, Arthur pudo volver a correr, ¿Alguien duda de que la vida de Arthur es ahora mejor con la incorporación del ejercicio? Yo creo que nadie lo pondría en duda.

¿Ha obtenido resultados? Evidentemente que si.

¿Los obtuvo de la noche a la mañabna? No.

Y esa es la clave de todo esto, que no hay una barrera temporal a partir de la cual puedas afirmar que has obtenido resultados porque todo sigue un proceso. Para que Arthur pudiera correr, primero tuvo que manejarse bien con sus 2 muletas, luego eliminar una de las muletas, luego empezar a andar, luego a andar más lejos, luego a andar más rápido, y finalmente, correr.

Pero en todo este proceso no hay una barrera que determine que has obtenido resultados, porque si por ejemplo suponemos que el objetivo de Arthur era volver a correr de nuevo, eso significa que hasta el final de todo el proceso no hubiera obtenido resultados (porque no fue hasta el final cuando pudo volver a correr). Pero esta afirmación sería categóricamente falsa porque todo lo que hizo antes de poder correr, fue lo que le permitió llegar a correr.

La cara B de Arthur

Ahora imagínate que Arthur hubiera estado un par de meses confiando en el ejercicio físico para tratar de volver a correr. Si no consigue ese objetivo en ese tiempo, la consecuencia es pensar que todo ese esfuerzo no vale para nada, y por tanto abandonar.

Pero lo que ocurre siempre, es que un tiempo después, por alguna razón vuelve a obtener esa motivación que parecía perdida y reinicia de nuevo su relación con el ejercicio físico, con la diferencia de que ahora empieza otra vez desde 0, con lo que al cabo de un breve periodo de tiempo, la motivación le vuelve a abandonar antes de haber alcanzado resultados.

Este Arthur nunca podría volver a correr y viviría pensando que el ejercicio físico simplemente no funciona para él.

Pero, ¿Sabes qué fue lo que hizo que Arthur pudiera volver a correr? No fue la motivación, ni siquiera el ejercicio. Lo que hizo que Arthur pudiera volver a correr fue la independencia del resultado.

Como he dicho, si se hubiera obsesionado con el resultado, entendiendo por resultado volver a correr, habría tirado la toalla nada más empezar, pero justo por eso, justo porque mantuvo una independencia del resultado, es lo que le permitió seguir. Simplemente se concentró en hacer una cosa a diario, funcionara o no.

¿El ejercicio funciona?

Ahora que has llegado hasta aquí, debes ser tú quien decida, ¿El ejercicio funciona? Yo creo que solo funciona para aquellos que no buscan que funcione ya que esta es la única forma de no depender de la motivación, porque si dependes de la motivación, en cuanto veas que el esfuerzo que estás invirtiendo no te devuelve resultados plausibles, acabarás abandonando.

Sin embargo, si tienes esa independencia del resultado, si no buscas activamente que el ejercicio funcione, acabará funcionando simplemente por el gran efecto compuesto que tiene. Y si no me crees, puedes preguntárselo a Arthur.


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