¿Qué hacer si tu pareja no hace ejercicio?

¿Qué pasaría en el caso de que tú estuvieras a tope con tu gimnasio, tu alimentación y tus hábitos saludables pero tu pareja no compartiera nada de esto? ¿Cómo se puede convivir con una persona que no tienel as mismas inquietudes ni sigue el mismo estilo de vida que tú? ¿Es posible o no?

Bueno, yo puedo hablar desde mi experiencia propia y desde la experiencia con muchos clientes que se han encontrado con la misma situación. Ellos o ellas querían cuidar su alimentación y llevar un determinado estilo de vida pero se encontraban con que su pareja no quería en absoluto llevar ese estilo de vida e incluso los arrastraba hacia hábitos no tan saludables y esto les suponía una dificultad para poder ellos mantener estos hábitos.

¿Es difícil convivir con alguien que no tiene tu mismo estilo de vida?

Si, lo es, es una dificultad, porque sería mucho más fácil si la otra persona compartiera ese estilo de vida. Pero lo que quiero dejar claro es que aunque sea una dificultad, no puede convertirse en una excusa. Es decir, es verdad que si en tu casa abres la puerta del armario de la cocina y ves ahí los donetes que ha comprado tu pareja, es mucho más difícil resistirse a coger uno que si abres la puerta y no los ves. Pero coger o no un donete sigue siendo responsabilidad tuya.

Lo digo porque siempre que alguien me ha contado esta situación, empieza por «Es que mi marido» o «Es que mi mujer» Pero no hay «es ques» que valgan, en el momento que tú coges el donete lo estás haciendo bajo tu propia responsabilidad y sin que nadie te esté obligando.

Por tanto, más difícil si, pero no es en ningún caso una excusa para hacer o para no hacer algo, porque se supone que tú estás haciendo esto por ti, y aunque lo ideal sería que tu pareja también siguiera esa misma línea, la vida no es ideal y si hay algo que he aprendido en estos más de 10 años que llevo como entrenador profesional, es que no se le puede obligar a nadie a cambiar.

Ni a un cliente, ni a un novio, ni a un marido, ni a un hijo ni a un padre ni a nadie. Lo que significa que la táctica que hace mucha gente de intentar imponer este estilo de vida a la otra persona no funciona y va a acabar explotando más temprano que tarde.

Cómo facilitar la convivencia con una pareja tan distinta

Hay algunas cosas que se pueden hacer a nivel organizativo de pareja. Por ejemplo, algo que le recomendé a una clienta que me decía que su debilidad eran los revueltos estos de frutos secos que venden en las tiendas de chuches y en muchos mercados fue simple: no los compres. Esa es siempre la forma más directa y más fácil de evitar esos alimentos gatillo, no tenerlos en casa.

Pero ella me dijo que a su marido sí que le gustaban y que él siempre compraba y los tenía en casa y cada vez que ella los veía le costaba mucho resistirse. Así que lo que le dije fue: No puedes decirle a tu marido que no compre eso, pero sí que puedes decirle que los guarde en un sitio donde tú no vayas a mirar.

Es decir, dejarle un cajón o un espacio para que lo tenga ahí si lo quiere, pero que no esté tan a la vista para ella. Que en el fondo si ella quiere, sabe donde están esos productos, pero no es lo mismo saber que están ahí, que estar viéndolos constantemente cada vez que abres el armario.

Y esta es una solución que puede ser un simple parche, pero puede ayudar a hacer más llevadera la alimentación. No es infalible, porque algún día llegarás a casa y te encontrarás a tu marido comiendo kikos en el sofá y tendrás la tentación de coger uno. Y como es un alimento gatillo sabes que en cuanto cojas uno devoras la bolsa entera.

La cruda realidad

Esto es muy importante y puede que incluso a muchos les resulte ofensivo, pero es totalmente real: Cuando quieres llevar a cabo un cambio, ya sea un cambio físico, o un cambio de profesión, o un cambio de casa o un cambio de cualquier tipo, la principal dificultad que tenemos los seres humanos es la presión social.

Porque cuando tomamos la decisión de cambiar, esperamos que ese cambio nos haga mejores y en un mundo ideal rodearte de personas mejores que tú te debería impulsar a cambiar también. Pero de nuevo, el mundo no es ideal y lo que pasa cuando tú quieres cambiar hacia una situación mejor, implica que el resto de personas quedan en una situación peor. Y la gente no soporta estar en una peor situación, de ahí la presión social para que no cambies, para que te quedes como ellos, para que seas normal. No sea que destaques y eso les haga sentir peor a ellos.

Es decir, que cuando tú tomas la decisión de cambiar, tienes que entender que el mundo no te va a apoyar. Si tienes suerte y te encuentras apoyo, aprovéchalo y agradécelo, claro, pero no te sientas una víctima o un incomprendido si no te lo encuentres, porque lo normal es no encontrárselo.

Consejos para convivir con una persona que no hace deporte ni cuida su alimentación

  1. No intentes forzarla para que adopte tu estilo de vida y en lugar de eso, simplemente limítate a seguirlo tú, lidera con ejemplo, y cuando vea los resultados que estás teniendo tal vez se interese de manera orgánica, pero no es algo seguro ni imprescindible.
  2. Facilítate mucho para ti esos hábitos que sigues y dificulta lo máximo posible que los hábitos de la otra persona te puedan arrastrar a ti. Y por supuesto, encárgate tú de mantener esos hábitos, no dependas de nadie. Lo digo porque muchas veces, me he encontrado con que, «yo es que quiero comer sano, pero es mi mujer la que hace la cena o es mi madre o es quien sea y siempre hace fritos o nunca pone verduras o lo que sea». Y eso es excusa de gandul, porque una cosa es que la otra persona no comparta tus objetivos y otra es que encima la obligues a facilitarte los tuyos. No señor. Si quieres llevar tu plan de alimentación, lo llevas. Pero te compras tú la comida, y te la preparas tú y no le echas la culpa a nadie. Porque es muy fácil decir «Es que en mi casa cocina mi madre» «o cocina mi marido» «o cocina mi abuela» Y está muy bien, si cocina tu marido que cocine, pero que cocine para él y tú cocinas para ti, o cocina tú para los 2 y así te encargas de tu alimentación y de la suya, pero lo que no puede ser es que tú quieras una cosa y obligues a la otra persona, no a que lo haga también sino a hacértelo a ti.
  3. Acepta que si quieres cambiar, vas a encontrar resistencia y tendrás presión social. Cuando lleven unos pastelitos al cumpleaños de Paco de la oficina y digas que no quieres coger uno, te dirán que eres un soso o que por uno no pasa nada, que eres un exagerado o lo que sea. Cuando en lugar de una copa te pidas un refresco 0,0 te dirán que eres un aburrido y no te lo tienes que tomar como una ofensa, te tiene que dar igual porque tienes que tener claro por qué haces lo que haces. Además, que si te ofendes, el único que sale perjudicado eres tú, porque lo más poderoso en esta vida es asumir que yo decido ofenderme o no. Y digo que es lo más poderoso porque entonces nada puede ofenderte.

A veces las diferencias no se pueden salvar

Este es un comentario de un vídeo de YouTube que cuando lo vi, me pareció que en el fondo tenía todo el sentido del mundo:

«Yo estoy gordo, y tenía una novia también gorda. Vivimos juntos durante años disfrutando el uno del otro. Era perfecto. Después, un día le dio por empezar a ponerse en forma, y ya te puedes imaginar adonde va esto… Seis meses después ella había perdido 40 kilos, y yo la había perdido a ella… Me dejó por un tío de su clase de Jiu-jitsu».

Y esto te lo cuento porque aunque los consejos anteriores te pueden ayudar a que la situación sea más llevadera y la convivencia más amena, no se puede ignorar que cuando una persona empieza a ponerse en forma, lo que está cambiando realmente es su identidad.

Porque esa chica ya no era la chica gorda que compartía los hobbies con su novio. Ahora era otra persona. Era una persona que empezó a interesarse por otras cosas. Porque la gente a menudo piensa que lo que haces en un área de tu vida no afecta al resto. Pero esto no es cierto. Todas las decisiones que tomas en tu día a día están moldeando tu identidad. Y esa identidad a su vez condiciona las futuras decisiones que tomas.

Esta chica no dejó a su novio porque él estuviera gordo, lo dejó porque ella ya no era la chica gorda que se enamoró de él. Simplemente, era otra persona.

Y es así, es la vida. Quizás puedes convivir perfectamente con una pareja que no comparte tu mismo estilo de vida, pero también es probable que se haga insostenible y que llegue otra persona que tenga más afinidad con ese estilo de vida y se rompa la pareja.

No digo que sea mejor o que sea peor, digo que puede pasar. Puede pasar incluso llevando ambos el mismo estilo de vida, por supuesto, pero si encima cada uno tenéis unas ciertas inquietudes que son opuestas del otro, pues es un caldo de cultivo perfecto para que se rompa la pareja.

Así que con esto espero haberte aportado mi experiencia propia y de terceros sobre cómo hacer cuando convives con una persona que no le interesa nada cuidar su cuerpo o mejorar sus hábitos y aunque no hay una respuesta ni un plan exacto para todo el mundo, espero que estos consejos te ayuden a hacerte la vida más fácil. Cuida de tu cuerpo y tu cuerpo cuidará de ti.


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